jueves, 17 de diciembre de 2009

Lagarquera y El Gobernador

El Gobernador y el Sr. Lagarquera comparten un almuerzo en un restaurante de la zona Norte de la Ciudad. El Gobernador, como siempre, come un bife de chorizo jugoso con una ensalada de rúcula, parmesano y hongos, y lo acompaña con una copa de: fino Malbec Mendocino. En cuanto al Empresario, este toma, un agua saborizada, y un almuerzo ligth que consiste en unos creppes fríos de ricota y nuez, regados sutilmente de un fino oleo de hierbas mediterraneas. No es común que se encuentren en público pero en pocos días se inaugará la Represa del Río Grande.
Es importante para EL Gobernador arreglar algunos temas finales. No podría hablarse de un proyecto más codiciado. Por un lado, la conseción a reportado inmensas sumas de dinero, El Gobernador es socio mayoritario de la empresa constructora, todo atravez del Señor y la Señora Soretini. El Gobernador y los señores Soretinis son íntimos desde la infancia. Entre los más cercanos ha circulado alguna vez la posibilidad de que el Gobernador amara profundamente a la Señora Soretini. De esas cosas, uno no debe opinar, digo, del amor no correspondido.
Por otro lado, y: "Esto es lo mejor de todo", le dijo al Gobernador su acesor de campaña, "Es algo que necesita la gente".

No llevan mucho tiempo tratándose Lagarquera y EL Gobernador, hasta hace años era el Dr. Lagarquera quien manejaba los asuntos de la familia, pero una seria apoplejía durante un "Fin de Semana Largo en Río de Janeiro" apuró la entrada de su hijo, el joven y prometedor Alvaro Lagarquera.

Es el Gobernador quien comienza a hablar.
-Estuve pensando en darte la exclusividad del acto de inauguración-
Lagarquera sonríe, posee una cadena de televisión y también dos radios y un pequeño diario.
-Que bueno Ricardo-, le dice Lagarquera que es diez años más joven y cinco veces más rico. –Y la gente de Cuatrochi, yo sé que quieren estar presente-
-Vos por eso no te tenes que hacer problema, Cuatrochi está con El Presidente pero en esta Provincia mando yo-
-Van a dar batalla-
-Vos ocupate de que en la Inauguración no haya tomas del Presidente sin mi. No quiero que usen esta publicidad para favorecerse, Ésto, lo hice yo Solo-

El Gobernador le hace una seña a la moza para que se acerque y mientras esta camina hacia ellos, le dice a Lagarquera.
-Que Linda que estÁ la Pendeja-
Ella se acerca con un anotador en las manos y pregunta ¿Qué desean tomar los Caballeros?, El Gobernador le sonríe y le pide otra copa de Malbec. La camarera, luego de anotar estupidamente una letra jeroglífica que no podrá siquiera comprender cuando llegue a la pomputadora para para el pedido, corre los ojos vacios hasta donde se encuentra Lagarquera y repite cómo si en realidad hiciera falta ¿EL Caballero desea tomar algo? El Gobernador viendo que Lagarquera no contesta le dice a la Linda Pendeja, gracias rica y le acaricia parte de la espalda, el hombro, el antebrazo y despues los gluteos firmes. La Camarera se aleja ignominiando* la realidad, lo que llamamos injusticia, y azar de la vida. Lo peor, dice casi llorando de Ira en el baño de emplados, fumando unas secas violentas a un generoso paraguayito, Lo Peor, es que tiene una mano pesada y gorda y su carcicia es torpe, casi como una palmada.

-Lagarquera-
-Decime Manuel-
-Me gusta llamar a la gente por sus apellidos, prestan más atención cuando les hablo.-
-Hace como prefieras-
-La entrada de prensa va a ser libre porque eso no lo puedo manejar, Pero, por otro lado, puedo hacer que sólo haya cámaras de canal 4.
-No termino de comprender tu generosidad-
-Conocí a tu padre cuando éramos jóvenes, me haces acordar mucho a él-
-No pienses que soy un tonto-
-Trata de ser respetuoso-
-Qué costo va a tener para canal 4 la exclusividad-
-Ninguno, sólo no quiero imágenes del Presidente sin mi-
-Podrías habérselo pedido a Cuatrochi-
-Te lo ofrezco a vos-

Es un camarero el que se acerca con la copa de Malbec. El Gobernador lo mira con desagrado mientras este pone la copa sobre la mesa. Luego el camarero se retira.
-Brindemos entonces Lagarquera. Por los Negocios-
El Empresario toma su copa, la eleva unos centímetros y sin mucho enfacis.
-Salud Ricardo-
-Por los Negocios que vienen- Dice EL Gobernador chocando la Copa de Lagarquera bastante fuerte y mirandolo a los ojos cómo diciendole, tenes que repetir la parte donde decis "por los negocios que vienen". Y entonces, Lagarquera que no es una Luz pero más o menos está despierto, repite.
-Por los negocios-
-Por los Negocios- dice el gobernador.
-Los Negocios-
Entonces EL Gobernador ríe y Lagarquera esboza una correctisima sonrisa. La verdad, que lindos Dientes tiene. Es como si tubiera la boca llena de Perlas.

El Gobernador y Lagarquera continúaran arreglando los detalles de su nuevo compromiso Político hasta casi llegadas las tres de la tarde. Despues de Ahi, por ahora, no sé más.

* Ignominia: Afrenta Pública.
* Afrenta: Ignominia privada.

viernes, 11 de diciembre de 2009

Casi consigo trabajo

Hoy fui a una entrevista de trabajo.
Alguien me informa que aquel, un tipo pelado, cuarenta años, físico más o menos grande, camisa blanca, reloj metálico y una chivita, no en la pera, sino en el pedacito de pelo que le nace por debajo del labio inferior, pero que no es barba, sino barbita, me va a dejar esperando un rato largo (esto no lo dice pero yo lo sé), que me siente o que me quede parado, o que me vaya.
Ese alguien conversa con el gerente, sentados en una mesa, tomando un cafecito. Seguro que no hablan de nada interesante a no ser que sea la falta irremediable de sprite zeros, imposible de resolver desde que el hijo de Moyano le plantó una carpa en la puerta a la embotelladora de coca cola.
Me paso los minutos pensando a cual de las mozas podría cogerme si trabajase ahí y no me entusiasma mucho ninguna. Igual, miro bastante. Si veo alguna que me mira mucho, al toque la empiezo a mirar con ojos más compresivos.
En eso, estoy haciendo ojitos con una morocha y aparece el pelado y como que ataca la mesa, se sienta de golpe, corre un plato, abre el celular, me dice “tenes un currículum” pero diciéndome “dame el currículum que no te especifiqué que trajeras y que no tengo en mis manos pese a que vos dejaste uno ayer acá y estoy seguro que a vos los curriculums no te los regalan”
Le paso el currículum mientras me atraganto con mi saliva.
El gerente lo agarra, lo mira, lo abre, lo cierra, lo ojea.
En realidad el tipo está pensando en cómo va a hacer para convencerme de la irrisoria suma que va ofrecerme.
Asi empieza:
GERENTE: Durante la semana los chicos se están llevando entre 50 y 60 pesos.
BRIAN: Si.
La señal de por si es malísima. No me dice lo que me va a pagar sino que guita me van a dar otros. Habla de lo que no le pertenece.
GERENTE: Ahora está mejorando mucho, hace ya unos meses, así que los mejores días son los fines de semana cuando EXPLOTA. Los chicos ahí hacen bastante.
BRIAN: Yo trabajaba en un lugar que hacían 110 cubiertos.
GERENTE: Este no es un lugar de muchas oficinas pero viene gente, mucha últimamente.
BRIAN: Bien.
GERENTE: Bueno, en realidad la noche es bastante mejor, ahí se están llevando como 150 pesos cada uno.
BRIAN: Lo que pasa es quee… yo renuncie a mi otro trabajo por el horario.
GERENTE: Acá el horario es, depende, de 9 a 18 o de 10 a 19. y es tranquilo, los chicos llegan, arman el salón, barren si hay que barrer, limpian los ventanales, bajan las sillas del salón, las banquetas de la barra, de la barra de adentro y de la que está en el jardín, las sillas del jardín, arman las estaciones, las de la terraza no hace falta que las hagan a la mañana, pero si antes de irse, ¿qué más?, las paneras, fajinan los platos, las copas, los cubiertos, los ceniceros, los candelabros para la noche, los servilleteros de la barra que son de bronce, limpian las mamparas de las lámparas del salón de chil out, pero eso sólo de jueves a domingo, bueno, controlan como están los baños, si hace falta, vos que sos hombre, por ahí das una manito con lo cajones de verdura. Esas cosas.
BRIAN: No, eh, si, si a mi me gusta trabajar, lo que no me dijiste es cuanto me vas a pagar.
El gerente casi podría poner inyecciones en una escuela primaria. Al toque y sin sutilezas.
GERENTE: 1060 pesos.
BRIAN:¿1600?
Lo miro esperando que se le mueva aunque sea un pelito de la barbita afeminada de empresario gastronómico. Pero nada.
GERENTE: Mil 60.
Me repite y ni transpira.
Lo peor es que al verlo tan seguro me dió vergüenza haber pensado que me iban a pagar más.
BRIAN: Claro. ¿Por seis días a la semana?
GERENTE: Con franco rotativo y les toca dos veces al mes dos sábados cortados y dos domingos.
BRIAN: Claro.
GERENTE: Vos fijate si te sirve.
BRIAN: Claro. Gracias. Nos vemos la próxima Quermés. Delirante. Explotador. Con esa cara de gil que pones, seguro que te measte hasta los diez años en la cama y ahora que pegaste el currito de trabajar en un restorancito de mierda no queres que nadie te cague la fiesta, no vaya a ser que se den cuenta que detrás del brillo de tu pelada se esconde alguien que no escuchó cuando le dijeron que tenía que terminar la secundaria. Ahora queres pagarme una miseria para que te banque el Jack Daniels y la merca, elegiste pensar que todas las personas son unas mierdas con reacciones de mierda y actitudes del mismo olor, lo peor, te encontraste otras mierdas de distintos tamaños, todos aterrados de la vida y se aferraron juntos al palito de la caca, que es el que está al lado del videt y se piensan que ese es el mundo. Bueno, sabes qué, me voy a otro lado.
Obviamente esta última fase de la charla la tuve, ya solo, camino al colectivo.

la vida como un pelotudo

Podría empezar un blog que se llame “la vida como un pelotudo” y contar día a día las cosas que me pasan por ser un pelotudo.
Día uno. Subo al colectivo y pido un viaje de uno veinticinco por diez cuadras. Prefiero no deberle nada a los colectiveros porque me intimidan como a ciertas personas los porteros.
Sentada en la última fila, detrás del último asiento del lado izquierdo, hay una chica. Mientras pago, nos miramos, y mientras avanzo, ella no corre la vista. Tiene cara de intelectual pasiva, pelo castaño lacio y razgos de princesa. Me sigue mirando y le sonrío. Ella, para mi suerte, también lo hace. Después ella corre la mirada y yo también.
Empiezo a pensar que en realidad no sabría qué decirle si le hablara y que tampoco encontraría la forma de no hablarle de lo mal que me va en mi carrera, de lo perdido que estoy en casi todo y del trabajo que hago y no me enorgullece.
Me siento a tres asientos de ella y la miro. Me podría haber sentado al lado de ella pero no lo hago. La miro un rato más. la miro. La miro. Me hago el lindo. Y nada más.
Casi que podría haber estado el día entero así. Pero ella se tenía que ir. Cuando tocó el timbre pensé,ahí va otra oportunidad.
Cuando me bajé del colectivo alguien gritó “Pelotudo” y yo sentí que me llamaban. Me di vuelta y había unos chicos de secundaria pegándose entre ellos. Me miraron. Los miré, puse cara de malo, me di vuelta y me fui. No llegué a hacer veinte metros cuando uno gritó “pelotudo” y yo supe que esa si era para mi.
Un garrón.

martes, 8 de diciembre de 2009

Gatorade

Me levanto y meo en una botella de gatorade. No es champán señorita. Tengo que ir a un trabajo nuevo y ni ganas que tengo. Pienso en ir, pienso en que tengo que ir y también pienso, hay mamita, que ganas que no tengo.
No sé qué haría durante el resto del día, calculo que escribir, tomar mates, caminar por las callecitas que tienen ese no sé qué.
Meo mucho durante la noche. Me despierto y busco la botella y la voy llenando. Siempre me termina pasando que necesito una botella más grande. Lo pienso mientras ya casi no queda espacio, debería comprarme una de un litro, es increíble todo lo que tengo para dar en esta materia. Ahora mismo creo que me estoy meando.