Cerrado por reformas
si vino hasta acá, sepalo, vino al pedo
La vida de Brian
contada por uno de sus protagonistas
martes, 29 de marzo de 2011
viernes, 18 de febrero de 2011
Un joven padawan
El joven padawan había llegado hacia menos de un año, de un largo internado de preparación y dieta. Hacía mucho que todo habia terminado para los yedais y traicionando su naturaleza revolucionaria habian perdido el camino. Las pocas instituciones que quedaban necesitaban de mecenas para sobrevivir.
La experiencia del joven padawan había sido mas que insatizfactoria. Lo más parecido a la avetura que habia tenido en su preparación era leer y releer las historias de Luke Skywaker y Lord Vader, ahi donde todo había comenzado hacía ya tanto tiempo, quién podía saber con certeza cuanto.
Ahora estaba en otro nivel de su formación. Otro momento de la vida, le había dicho Yedai la mañana que se vieron por primera vez.
La verdad es que el joven padawan no se sintió tan impresionado. Yedai se emborrachaba por las noches y tenia accesos de mal humor prolongados. Igual le habia agarrado cariño. De alguna forma, a su manera claro, Yedai era alguien con quien podía contar.
Por las mañanas fumaban porros y hablaban de cosas importantes y desde su locura Yedai daba discursos extensos sobre la decadente institución a la que pertenecían.
-Sin embargo-, decía, -es lo que somos.
Siempre decía cosas así. -La vida sucede, no es posible fingir, no es que uno no está ahi, la vida sucede, y lo que sucede como hecho es una unidad que no puede ser dos cosas, lo que sucede es lo único que sucede. pero ojo, las lecturas son múltiples, pero justamente porque la lectura no sucede, es otro tiempo, son muchos otros tiempos que suceden de lecturas y relecturas, cada una en un momento único, como una mesa que está en un lugar y si trajeramos otra mesa no la podríamos poner en el mismo lugar que la otra, aunque nos rompamos la cabeza tratando, o la ponemos arriba o a un costado.
Después, cuando se emborrachaba por las noches, era menos discursivo.
Ahora era de mañana y no habían fumado porro. El joven padawan había tenido una noche de mierda. Hacía mucho que no se sentía así, pero de alguna manera otra vez estaba enfermo de tristeza.
Salieron a caminar. Yedai tenía una casa, con dos pequeñas habitaciones y un patio, en la zona pobre del centro de la ciudad. Apenas salián la polución se sentía en la densidad del aire y los ruidos de los grandes coches atestados de seres.
Caminaron un rato y despues se sentaron en una esquina. En la esquina de enfrente están filmando una publicidad. Una pareja con un perrito caminan hacia la puerta de un banco, cuando entran, la puerta se cierra y el perrito se queda afuera. La ven una vez, luego otra, luego otra. Los extras repiten su deambular distraido de transeunte. Hay muchas palomas paradas sobre los cables que orservan con mucha atención a los camarografos y sus camaras brillantes y plateadas. Un perro ladra. No el de la publicidad. Uno de la calle que le ladra a un auto. Yedai le dice:
-¿Si yo te dijera que existe una posibilidad de salirse, vos la tomarias?
-Si-, respondió el joven padawan sin levantar la cabeza, y luego de meditar unos segundos, agregó -la verdad es que no sé si tengo lo que hace falta?
A lo que el Yedai le dijo
-Lo que hace falta está ahi-
-Ahi dónde?-dijo el joven padawan feliz de tener alguien con quien conversar esas cosas.
-Ahi a donde tenes que ir.
-Y dónde queda ese lugar?
-Aunque te parezca un juego de palabras, queda dentro tuyo, pero hay que ir a buscarlo, nosotros le decimos La Fuerza pero otros le dicen Mojo.
-Quiero ponerla Yedai...
-Ya se te va a dar joven padawan y tambien el amor.
-jajajaja, se rió desconfiado el joven padawan. Tantos años comiendose la cabeza con lo mismo que ahora no quiere creer que puede estar equivocado, que existe un mundo, fuera de su pensamientos, que no imagina, un mundo que no es capaz de crear con pensamientos, un mundo más real y menos doloroso.
-No te rías joven padawan-, le dice Yedai impaciente,-te estás riendo de ti mismo- agrega más calmo, y después,-que la fuerza sea contigo- y le hace con las manos un pase por la cara y se quedan en silencio un rato más.
El joven padawan piensa triste , tratando de entender que hay de verdad en lo que Yedai dice, que hay de modificador en sus palabras y escucha que Yedai le repite la pregunta.
-Tomarias la oportunidad si existiera una?-
-Si, creo que lo haría- le dice y despues levanta la vista y lo mira y Yedai nota que tiene miedo y desconfía pero que quiere una salida, que la va a tomar aunque hasta que eso suceda tenga que pasar un tiempo.
-Es eso o podes ser un extra- dice Yedai y los dos se rien unos segundos, mirandose, complices y despues vuelven a la publicidad y a la calle y tambien a las palomas que ahora bajan sobre los camaragrafos.
La experiencia del joven padawan había sido mas que insatizfactoria. Lo más parecido a la avetura que habia tenido en su preparación era leer y releer las historias de Luke Skywaker y Lord Vader, ahi donde todo había comenzado hacía ya tanto tiempo, quién podía saber con certeza cuanto.
Ahora estaba en otro nivel de su formación. Otro momento de la vida, le había dicho Yedai la mañana que se vieron por primera vez.
La verdad es que el joven padawan no se sintió tan impresionado. Yedai se emborrachaba por las noches y tenia accesos de mal humor prolongados. Igual le habia agarrado cariño. De alguna forma, a su manera claro, Yedai era alguien con quien podía contar.
Por las mañanas fumaban porros y hablaban de cosas importantes y desde su locura Yedai daba discursos extensos sobre la decadente institución a la que pertenecían.
-Sin embargo-, decía, -es lo que somos.
Siempre decía cosas así. -La vida sucede, no es posible fingir, no es que uno no está ahi, la vida sucede, y lo que sucede como hecho es una unidad que no puede ser dos cosas, lo que sucede es lo único que sucede. pero ojo, las lecturas son múltiples, pero justamente porque la lectura no sucede, es otro tiempo, son muchos otros tiempos que suceden de lecturas y relecturas, cada una en un momento único, como una mesa que está en un lugar y si trajeramos otra mesa no la podríamos poner en el mismo lugar que la otra, aunque nos rompamos la cabeza tratando, o la ponemos arriba o a un costado.
Después, cuando se emborrachaba por las noches, era menos discursivo.
Ahora era de mañana y no habían fumado porro. El joven padawan había tenido una noche de mierda. Hacía mucho que no se sentía así, pero de alguna manera otra vez estaba enfermo de tristeza.
Salieron a caminar. Yedai tenía una casa, con dos pequeñas habitaciones y un patio, en la zona pobre del centro de la ciudad. Apenas salián la polución se sentía en la densidad del aire y los ruidos de los grandes coches atestados de seres.
Caminaron un rato y despues se sentaron en una esquina. En la esquina de enfrente están filmando una publicidad. Una pareja con un perrito caminan hacia la puerta de un banco, cuando entran, la puerta se cierra y el perrito se queda afuera. La ven una vez, luego otra, luego otra. Los extras repiten su deambular distraido de transeunte. Hay muchas palomas paradas sobre los cables que orservan con mucha atención a los camarografos y sus camaras brillantes y plateadas. Un perro ladra. No el de la publicidad. Uno de la calle que le ladra a un auto. Yedai le dice:
-¿Si yo te dijera que existe una posibilidad de salirse, vos la tomarias?
-Si-, respondió el joven padawan sin levantar la cabeza, y luego de meditar unos segundos, agregó -la verdad es que no sé si tengo lo que hace falta?
A lo que el Yedai le dijo
-Lo que hace falta está ahi-
-Ahi dónde?-dijo el joven padawan feliz de tener alguien con quien conversar esas cosas.
-Ahi a donde tenes que ir.
-Y dónde queda ese lugar?
-Aunque te parezca un juego de palabras, queda dentro tuyo, pero hay que ir a buscarlo, nosotros le decimos La Fuerza pero otros le dicen Mojo.
-Quiero ponerla Yedai...
-Ya se te va a dar joven padawan y tambien el amor.
-jajajaja, se rió desconfiado el joven padawan. Tantos años comiendose la cabeza con lo mismo que ahora no quiere creer que puede estar equivocado, que existe un mundo, fuera de su pensamientos, que no imagina, un mundo que no es capaz de crear con pensamientos, un mundo más real y menos doloroso.
-No te rías joven padawan-, le dice Yedai impaciente,-te estás riendo de ti mismo- agrega más calmo, y después,-que la fuerza sea contigo- y le hace con las manos un pase por la cara y se quedan en silencio un rato más.
El joven padawan piensa triste , tratando de entender que hay de verdad en lo que Yedai dice, que hay de modificador en sus palabras y escucha que Yedai le repite la pregunta.
-Tomarias la oportunidad si existiera una?-
-Si, creo que lo haría- le dice y despues levanta la vista y lo mira y Yedai nota que tiene miedo y desconfía pero que quiere una salida, que la va a tomar aunque hasta que eso suceda tenga que pasar un tiempo.
-Es eso o podes ser un extra- dice Yedai y los dos se rien unos segundos, mirandose, complices y despues vuelven a la publicidad y a la calle y tambien a las palomas que ahora bajan sobre los camaragrafos.
miércoles, 16 de febrero de 2011
Luz de palier
Regina está sentada y Alvaro parado frente a ella. Le molesta esa situación de tener que levantar la cabeza para hablarle. Está en el medio del sillón blanco que vino con la casa y tiene los codos sobre sus rodillas; mientras, se agarra la cara. Está cansada y en su mente se repite a saltos la historia del día agotador que le espera mañana.
Alvaro repite algo porque ella no le contesta.
-Bueno, pienso que lo mejor es que me vaya antes que se haga mas de noche.
-Claro-, le responde ella y recoge su pelo en un rodete que dura unos segundos.-claro, claro.
Son las seis de la tarde y la luz es gris en el pequeño living. Hace un rato que están así, sin prender la luz.
Cuando ella llegó, Alvaro estaba en la pieza preparando su bolso. Había pasado todo el día ner viosa pensando en ese momento. Cuando lo vió no sintió gran cosa. En el trabajo había estado distraída y triste. A la hora del almuerzo, mientras esperaban que el delibery trajera la comida, había hablado un poco (las chicas le habian preguntado qué pasaba) y se puso a llorar porque le decían, oh pobre, que lastima, y ustedes se querían, hace cuanto tiempo que están? y ella les había dicho que si, que se querian, 2 años conviviendo y 3 de novios pero había mentido sin saber bien por qué, había exagerado la fecha, no había dicho que en el medio estuvieron peleados, distanciados, casi un año.
Cuando terminó de hacer el bolso, Alvaro se metió en el baño y se encerró durante un rato. Ella aprovechó para cambiarse la ropa y lo esperó sentada en el sillón mientras fumaba.
Ahora estira las mangas de su buso y sube los pies al sillón y se aprieta las punta helada de sus pies dentro de las medias.
Alvaro camina hasta la mesa donde esta apoyado el bolso.
-Sabes que para mi tampoco es fácil?
-No lo sé-
-No lo es Regi, es algo que me pasa, que no entiendo, pero no es fácil.
Detrás de Regina está la ventana y se ve el cielo gris y tormentoso y brilla una luz de bronce oxidado.
Se miran en silencio y se escucha el sonido del gas de la estufa.
Alvaro, con su mano apoyada sobre el bolso, la mira ridículo.
-Ya sé que te vas-, le dice ella sin agresividad, -pero podes dejar el bolso y sentarte. podemos hablar.
Alvaro mueve la mano que tiene en el bolsillo pero no se mueve. Apenas el codo hace el movimiento mientras el cuerpo no responde.
-No está bueno habar asi. No puedo mirar para arriba todo el tiempo. Si no te querés sentar, andate.
-Si, mejor me voy.
Se miran. Regina siente que no sabe si lo quiere, que no entiende si en realidad él la lastima. Esboza una sonrisa pactada que él entiende. Puedo mostrar que no me duele que te vayas. Puedo fingirlo que es la mitad del camino, parece decirle. Entonces se levanta y va hasta la mesa y Alvaro contrae sus músculos, de alguna manera le asusta que ella lo toque y tambien siente que quiere que lo haga. Ella agarra un cigarrillo. Tiene puesto el pantalón de algodón negro que le queda cómodo y unas medias de la lana.
Alvaro agarra el bolso y lo sostiene en el aire unos largos segundos. Ella prende el cigarrillo. Están muy cerca uno del otro y se miran. Ella tiene 32 y es un año más grande que él.
-Llamame cuando quieras buscar las cosas- le dice con cariño
Al final, piensa Alvaro, no fue tan difícil.
-Dale Regi, te llamo.
-No me digas así.
-Así cómo?
-Así como si no estuviese pasando nada-
-Bueno-, le responde mientras se dirige a la puerta, -me voy, hablamos-. Abre la puerta, suelta el picaporte y vuelve hasta ella y le da un beso en la mejilla. Ella no se mueve y el beso no es más que dos caras que se chocan y el ruido desubicado que hace él con sus labios.
Alvaro piensa en decir algo pero no hay más que decir. Camina hasta la puerta y ella lo llama
-Esperá- le dice
-Qué?- pregunta Alvaro con falsa expectativa
-Dejame las llaves.
-Ah claro, disculpa-, dice y se estira para apoyarlas en la mesa sin mover los pies.
-Bueno, llamame cuando quieras las cosas-, dice ella caminando hasta la puerta, obligándolo a salir
-Si yo calculo que más de un mes no me voy a quedar en lo de mis viejos- mientras prende la luz del palier y llama al ascensor.
-Acá no molestan.
-No claro.
Esperan en silencio que llegue el ascensor. Dentro de la casa ya no hay luz.El cielo tiene un color ocre oscuro. Esperan. El ascensor podría tardar menos piensan los dos en silencio. Luego la luz del palier se apaga. Sólo brilla en la oscuridad el botón rojo para prenderla. Ninguno se mueve. Despues se escucha el chasquido del ascensor cuando llega. Alvaro abre la puerta y mira hasta donde está Regina y ve la puerta del departamento cerrarse.
No puede ser tan malo, piensa. Pero es incapaz de mirarse en el espejo mientras baja hasta la puerta de calle.
Alvaro repite algo porque ella no le contesta.
-Bueno, pienso que lo mejor es que me vaya antes que se haga mas de noche.
-Claro-, le responde ella y recoge su pelo en un rodete que dura unos segundos.-claro, claro.
Son las seis de la tarde y la luz es gris en el pequeño living. Hace un rato que están así, sin prender la luz.
Cuando ella llegó, Alvaro estaba en la pieza preparando su bolso. Había pasado todo el día ner viosa pensando en ese momento. Cuando lo vió no sintió gran cosa. En el trabajo había estado distraída y triste. A la hora del almuerzo, mientras esperaban que el delibery trajera la comida, había hablado un poco (las chicas le habian preguntado qué pasaba) y se puso a llorar porque le decían, oh pobre, que lastima, y ustedes se querían, hace cuanto tiempo que están? y ella les había dicho que si, que se querian, 2 años conviviendo y 3 de novios pero había mentido sin saber bien por qué, había exagerado la fecha, no había dicho que en el medio estuvieron peleados, distanciados, casi un año.
Cuando terminó de hacer el bolso, Alvaro se metió en el baño y se encerró durante un rato. Ella aprovechó para cambiarse la ropa y lo esperó sentada en el sillón mientras fumaba.
Ahora estira las mangas de su buso y sube los pies al sillón y se aprieta las punta helada de sus pies dentro de las medias.
Alvaro camina hasta la mesa donde esta apoyado el bolso.
-Sabes que para mi tampoco es fácil?
-No lo sé-
-No lo es Regi, es algo que me pasa, que no entiendo, pero no es fácil.
Detrás de Regina está la ventana y se ve el cielo gris y tormentoso y brilla una luz de bronce oxidado.
Se miran en silencio y se escucha el sonido del gas de la estufa.
Alvaro, con su mano apoyada sobre el bolso, la mira ridículo.
-Ya sé que te vas-, le dice ella sin agresividad, -pero podes dejar el bolso y sentarte. podemos hablar.
Alvaro mueve la mano que tiene en el bolsillo pero no se mueve. Apenas el codo hace el movimiento mientras el cuerpo no responde.
-No está bueno habar asi. No puedo mirar para arriba todo el tiempo. Si no te querés sentar, andate.
-Si, mejor me voy.
Se miran. Regina siente que no sabe si lo quiere, que no entiende si en realidad él la lastima. Esboza una sonrisa pactada que él entiende. Puedo mostrar que no me duele que te vayas. Puedo fingirlo que es la mitad del camino, parece decirle. Entonces se levanta y va hasta la mesa y Alvaro contrae sus músculos, de alguna manera le asusta que ella lo toque y tambien siente que quiere que lo haga. Ella agarra un cigarrillo. Tiene puesto el pantalón de algodón negro que le queda cómodo y unas medias de la lana.
Alvaro agarra el bolso y lo sostiene en el aire unos largos segundos. Ella prende el cigarrillo. Están muy cerca uno del otro y se miran. Ella tiene 32 y es un año más grande que él.
-Llamame cuando quieras buscar las cosas- le dice con cariño
Al final, piensa Alvaro, no fue tan difícil.
-Dale Regi, te llamo.
-No me digas así.
-Así cómo?
-Así como si no estuviese pasando nada-
-Bueno-, le responde mientras se dirige a la puerta, -me voy, hablamos-. Abre la puerta, suelta el picaporte y vuelve hasta ella y le da un beso en la mejilla. Ella no se mueve y el beso no es más que dos caras que se chocan y el ruido desubicado que hace él con sus labios.
Alvaro piensa en decir algo pero no hay más que decir. Camina hasta la puerta y ella lo llama
-Esperá- le dice
-Qué?- pregunta Alvaro con falsa expectativa
-Dejame las llaves.
-Ah claro, disculpa-, dice y se estira para apoyarlas en la mesa sin mover los pies.
-Bueno, llamame cuando quieras las cosas-, dice ella caminando hasta la puerta, obligándolo a salir
-Si yo calculo que más de un mes no me voy a quedar en lo de mis viejos- mientras prende la luz del palier y llama al ascensor.
-Acá no molestan.
-No claro.
Esperan en silencio que llegue el ascensor. Dentro de la casa ya no hay luz.El cielo tiene un color ocre oscuro. Esperan. El ascensor podría tardar menos piensan los dos en silencio. Luego la luz del palier se apaga. Sólo brilla en la oscuridad el botón rojo para prenderla. Ninguno se mueve. Despues se escucha el chasquido del ascensor cuando llega. Alvaro abre la puerta y mira hasta donde está Regina y ve la puerta del departamento cerrarse.
No puede ser tan malo, piensa. Pero es incapaz de mirarse en el espejo mientras baja hasta la puerta de calle.
martes, 17 de agosto de 2010
Un búho, una noche, de luna roja
Termino de ver “A Single Man”, de Tom Ford, protagonizada por Colin Firth, ingles, elegante, de algunas comedias románticas pavas pero no tanto.
Un hombre solo, George Falconer, despierta de un feo sueño. Su pareja, la persona con la que vivió durante 16 años, murió hace algunos meses en un accidente de autos. El sueño es ese hombre debajo de un auto y George que se acerca para besarlo. Después despierta.
Despertarse, encontrarse con uno, vestirse de lo que uno es, todo eso, que parece imposible cada mañana.
Corren los años 60 y pico. Una noticia que se escucha en la radio mientras George va camino a la universidad, habla sobre Cuba, sobre el miedo, sobre la posibilidad de que todo termine mal.
La muerte es lo único que compartimos los seres humanos, la muerte y la vida y la boca aunque haya algunos que no tienen o los ojos aunque algunos tengan uno solo y otros ninguno.
No es una película sobre el way of life norteamericano, pero todo está presente. Por dentro, el dolor, la romántica soledad de saberse solo, la existencial dificultad de entender la vida y aun así desearla.
Y por fuera está Norteamérica la linda, la de los peinados esponjosos de amas de casa con tiempo libre, mucho tiempo presas, supongo.
Están los vecinos del profesor. Hay una escena muy linda, el profesor está sentado en el inodoro, leyendo alguna literatura, y su mirada que se deja ir, va a hacia la ventana y ve, y vemos, una nena martillando una balanza de esas que puede haber en el baño, un nene que agarra una mariposa con mucho cuidado para después destrozarla entre sus manos. La madre, hermosa, sin frizz, y ahora los niños, buscan un tesoro con esos aparatos para detectar metales en el césped que está frente a la casa. y después sale él, el hombre de la casa, de mal humor, intocable, detestando todo, su esposa, solícita se acerca para saludarlo pero tiene la manos llenas de barro y el esposo le hace notar su torpeza.
Nada funciona bien en el mundo. O algunas cosas funcionan y la mayoría no. Un colega de George le cuenta que construyó un bunker anti-nuclear detrás de su casa, para que esté escondido, para que cuando el mundo se esté acabando, los vecinos no se le quieran meter. Es una escena súper rica porque al lado de ellos, mientras charlan, dos estudiantes sin remera juegan al tenis. Para el colega de George es inentendible que él no se preocupe, y mientras vemos a George observar los cuerpos transpirados, nosotros que si sabemos lo que el desea, George se mantiene calmo pero claro y le contesta que no tiene sentido vivir en el mundo que podría venir después. La ambigüedad sobre su comentario está en que no se entiende si lo que lo pierde es la belleza de los hombres o su decisión de ser él mismo, aunque el mundo explote. ¿Dije ambigüedad? Bueno, no es esa la palabra.
Haciendo un repaso mental no veo ninguna idea novedosa, será que aparte de compartir la muerte como final compartimos algunos hechos inevitables por estar vivos. La gran mentira yanqui, vista por un ingles, homosexual (supongo que es destacable pero no condicionante su sexualidad) que vive en Los Ángeles en el año 60.
Aparece Julianne Moore, es la amiga de George, hermosa como siempre, riéndose de una manera que no es fácil de entender en un adulto, claro está, a no ser que sea una loca, una persona que mientras se ríe y desvaría e imagina, lo exterioriza. Sólo un loco exteriorizaría sus emociones. O un niño bonito en busca de aventuras. Un alumno en busca de un profesor.
Disfruté mucho los colores. El rostro pálido de George enfrentado a los rostros coloridos, bellos, brillantes de los hombres que conoce, de las mujeres con las que habla. Un hombre en la puerta de un mercado, un adonis, con cara de publicidad de Calvin Klein. Choca contra George, fuman un cigarrillo, se ofrece, se le ofrece a George pero sin éxito. La más honesta de las tristezas no comprende la belleza.
Mientras, la película pasa, sin exigir mucho. El acto contemplativo al que nos vuelca, desde la entrada, con la música, es claro. Queda en la sensibilidad del espectador dejarse llevar. No hay insistencia. No hay lugares a los que ir.
Para un actor, creo que algo así dijo Sean Penn, no existen las buenas o las malas actuaciones. Se va creciendo, se trata de intentar llegar hacia un lugar. En este caso, Colin Firth parece haber llegado, aunque después no haga nunca algo tan preciso, aunque después repita lo que hizo. Es un personaje querible, débil, fuerte, amargo, alegre, bondadoso, capaz de expresar su desagrado, sabiendo el costo que tiene.
Un hombre solo, George Falconer, despierta de un feo sueño. Su pareja, la persona con la que vivió durante 16 años, murió hace algunos meses en un accidente de autos. El sueño es ese hombre debajo de un auto y George que se acerca para besarlo. Después despierta.
Despertarse, encontrarse con uno, vestirse de lo que uno es, todo eso, que parece imposible cada mañana.
Corren los años 60 y pico. Una noticia que se escucha en la radio mientras George va camino a la universidad, habla sobre Cuba, sobre el miedo, sobre la posibilidad de que todo termine mal.
La muerte es lo único que compartimos los seres humanos, la muerte y la vida y la boca aunque haya algunos que no tienen o los ojos aunque algunos tengan uno solo y otros ninguno.
No es una película sobre el way of life norteamericano, pero todo está presente. Por dentro, el dolor, la romántica soledad de saberse solo, la existencial dificultad de entender la vida y aun así desearla.
Y por fuera está Norteamérica la linda, la de los peinados esponjosos de amas de casa con tiempo libre, mucho tiempo presas, supongo.
Están los vecinos del profesor. Hay una escena muy linda, el profesor está sentado en el inodoro, leyendo alguna literatura, y su mirada que se deja ir, va a hacia la ventana y ve, y vemos, una nena martillando una balanza de esas que puede haber en el baño, un nene que agarra una mariposa con mucho cuidado para después destrozarla entre sus manos. La madre, hermosa, sin frizz, y ahora los niños, buscan un tesoro con esos aparatos para detectar metales en el césped que está frente a la casa. y después sale él, el hombre de la casa, de mal humor, intocable, detestando todo, su esposa, solícita se acerca para saludarlo pero tiene la manos llenas de barro y el esposo le hace notar su torpeza.
Nada funciona bien en el mundo. O algunas cosas funcionan y la mayoría no. Un colega de George le cuenta que construyó un bunker anti-nuclear detrás de su casa, para que esté escondido, para que cuando el mundo se esté acabando, los vecinos no se le quieran meter. Es una escena súper rica porque al lado de ellos, mientras charlan, dos estudiantes sin remera juegan al tenis. Para el colega de George es inentendible que él no se preocupe, y mientras vemos a George observar los cuerpos transpirados, nosotros que si sabemos lo que el desea, George se mantiene calmo pero claro y le contesta que no tiene sentido vivir en el mundo que podría venir después. La ambigüedad sobre su comentario está en que no se entiende si lo que lo pierde es la belleza de los hombres o su decisión de ser él mismo, aunque el mundo explote. ¿Dije ambigüedad? Bueno, no es esa la palabra.
Haciendo un repaso mental no veo ninguna idea novedosa, será que aparte de compartir la muerte como final compartimos algunos hechos inevitables por estar vivos. La gran mentira yanqui, vista por un ingles, homosexual (supongo que es destacable pero no condicionante su sexualidad) que vive en Los Ángeles en el año 60.
Aparece Julianne Moore, es la amiga de George, hermosa como siempre, riéndose de una manera que no es fácil de entender en un adulto, claro está, a no ser que sea una loca, una persona que mientras se ríe y desvaría e imagina, lo exterioriza. Sólo un loco exteriorizaría sus emociones. O un niño bonito en busca de aventuras. Un alumno en busca de un profesor.
Disfruté mucho los colores. El rostro pálido de George enfrentado a los rostros coloridos, bellos, brillantes de los hombres que conoce, de las mujeres con las que habla. Un hombre en la puerta de un mercado, un adonis, con cara de publicidad de Calvin Klein. Choca contra George, fuman un cigarrillo, se ofrece, se le ofrece a George pero sin éxito. La más honesta de las tristezas no comprende la belleza.
Mientras, la película pasa, sin exigir mucho. El acto contemplativo al que nos vuelca, desde la entrada, con la música, es claro. Queda en la sensibilidad del espectador dejarse llevar. No hay insistencia. No hay lugares a los que ir.
Para un actor, creo que algo así dijo Sean Penn, no existen las buenas o las malas actuaciones. Se va creciendo, se trata de intentar llegar hacia un lugar. En este caso, Colin Firth parece haber llegado, aunque después no haga nunca algo tan preciso, aunque después repita lo que hizo. Es un personaje querible, débil, fuerte, amargo, alegre, bondadoso, capaz de expresar su desagrado, sabiendo el costo que tiene.
miércoles, 11 de agosto de 2010
Las viudas de los jueves, C. Piñeiro
Termino de leer “Las viudas de los jueves”. Es el primer libro que leo de la "siora" Piñeiro y a menos que me encuentre alguno tirado en la calle, es posible que sea el último.
El libro ganó el premio clarin de novela en el año 2005, hicieron una película y una obra de teatro. Yo lo pagué 25 pesos en parque Rivadavia y sé que me estafaron.
La historia transucrre dentro de un country privado. El personaje principal habla como uno podría imaginar que habla una persona de ese tipo. O al hablar no parece desentonar con el estereotipo. Incluso los temas que le interesan o sus reacciones van acorde a lo imaginable. La liviandad de su carácter, la poca capacidad de reflexión. Lo más logrado del libro es la voz narradora.
Me gustó que cuando terminé el libro, al leer los comentarios del jurado que la premió, Saramago resaltara eso. Yo había pensado en, cómo podía ser que el portugués, que mostró en el evangelio ironía y lucidez, le pudiera gustar este librito.
Bueno, la voz es perfecta. O Piñeira es una infeliz superficial.
Se nota la capacidad técnica de Piñeiro, auque cuando uno lee un libro no esté buscando eso. La construcción de los personajes está bien hecha. No es forzada y da sensación de realidad, de micro cosmos. No es cierto que tenga ritmo cinematográfico. Por momentos si, pero sólo por momentos. Después, es más que nada una crónica descriptiva de la vida dentro de un country. La vida de mujeres, putitas con anillo, aburridas y cortas.
A la mitad del libro me pregunté si estaba bien que haya ganado un premio. No sé. Que haya sido un premio clarin. Tampoco. El último premio Clarin que leí fue el Anatomista y se me quedó pegado en la pagina 62-63.
Una escena me gustó mucho, donde Virginia Guevara, la protagonista/narradora, le pregunta a su hijo si se droga. Creo que es la más real de las escenas. La más verosímil, no por lo que sucede, sino porque está contada pero no forzada y aparte, porque me remitió a escenas de mi vida. La madre histérica, el hijo que no entiende porque se pone así. El padre (en mi escena no estaba pero yo imagino que hubiese actuado casi así) más sereno, no fumes más, por qué, porque no quiero, ok. La madre le pega unas cachetadas. Llora.
No creo que sea un libro exclusivo para las mujeres, pero no se me ocurre ningún hombre al que le pueda gustar. Ninguno que conozca. No conozco mucha personas.
Después, el desarrolo de la trama es absurdo. Por eso está contado como está. Empieza con la muerte de los amigos o con algo que pasó en la casa de los amigos y la posición súper irreal o estereotipada del marido de Virginia emborrachándose.
250 págs. despues de "la vida en Los Altos de la Conchuda o algo así que es el nombre del country" viene el final, ilegible, de por qué se mataron. La onda es que estos maridos de mujeres mantenidas se suicidan para dejarle un seguro de vida a sus mujeres. Pero al final se sabe que uno no quería matarse y otro lo mató y Virginia con su marido se debaten en avisar a la poli o no. Cualquiera. Cómo si fueran buenos, o ellos los buenos, o ellos los no hipócritas. No se entiende.
Lo que tampoco se entiende es si, un escritor con técnica tiene la posibilidad de vender libros aunque no tenga mucho más.
Piñeiro me parece cursi, se frena en lugares comunes siempre que puede, pero a la vez, cuenta una historia que se cae pocas veces, muestra muchos personajes y de todos dice algo, a todos los construye un poco. Los personajes masculinos están vistos desde fuera, son como de cartón, pero la utilería le funciona bárbaro. Un libro que Stephen King no despreciaría. Y si me tomo la libertad, es lo mismo que Harry Potter pero en un country de la provincia.
Lo que no sé es, si el mérito, y el premio, están en hablar de un universo cerrado, del que la gran mayoría sabe muy poco. Quizás sea eso. O la técnica, que se nota, que es buena, que le alcanza para que uno termine el libro.
Quizás, otro elemento destacable, después de la voz de la narradora, son los detalles de la historia Argentina y cómo les afecta a los personajes. No da nombres, así que me imagino que se los habrá sacado el editor para que cuando lo traduzcan no queden mal Menem y los otros que hundieron al país con nombre y apellido. O sencillamente porque no tiene sentido que estén esos nombres en un libro liviano que puede ser leído en Madagascar o Norteamérica.
El libro ganó el premio clarin de novela en el año 2005, hicieron una película y una obra de teatro. Yo lo pagué 25 pesos en parque Rivadavia y sé que me estafaron.
La historia transucrre dentro de un country privado. El personaje principal habla como uno podría imaginar que habla una persona de ese tipo. O al hablar no parece desentonar con el estereotipo. Incluso los temas que le interesan o sus reacciones van acorde a lo imaginable. La liviandad de su carácter, la poca capacidad de reflexión. Lo más logrado del libro es la voz narradora.
Me gustó que cuando terminé el libro, al leer los comentarios del jurado que la premió, Saramago resaltara eso. Yo había pensado en, cómo podía ser que el portugués, que mostró en el evangelio ironía y lucidez, le pudiera gustar este librito.
Bueno, la voz es perfecta. O Piñeira es una infeliz superficial.
Se nota la capacidad técnica de Piñeiro, auque cuando uno lee un libro no esté buscando eso. La construcción de los personajes está bien hecha. No es forzada y da sensación de realidad, de micro cosmos. No es cierto que tenga ritmo cinematográfico. Por momentos si, pero sólo por momentos. Después, es más que nada una crónica descriptiva de la vida dentro de un country. La vida de mujeres, putitas con anillo, aburridas y cortas.
A la mitad del libro me pregunté si estaba bien que haya ganado un premio. No sé. Que haya sido un premio clarin. Tampoco. El último premio Clarin que leí fue el Anatomista y se me quedó pegado en la pagina 62-63.
Una escena me gustó mucho, donde Virginia Guevara, la protagonista/narradora, le pregunta a su hijo si se droga. Creo que es la más real de las escenas. La más verosímil, no por lo que sucede, sino porque está contada pero no forzada y aparte, porque me remitió a escenas de mi vida. La madre histérica, el hijo que no entiende porque se pone así. El padre (en mi escena no estaba pero yo imagino que hubiese actuado casi así) más sereno, no fumes más, por qué, porque no quiero, ok. La madre le pega unas cachetadas. Llora.
No creo que sea un libro exclusivo para las mujeres, pero no se me ocurre ningún hombre al que le pueda gustar. Ninguno que conozca. No conozco mucha personas.
Después, el desarrolo de la trama es absurdo. Por eso está contado como está. Empieza con la muerte de los amigos o con algo que pasó en la casa de los amigos y la posición súper irreal o estereotipada del marido de Virginia emborrachándose.
250 págs. despues de "la vida en Los Altos de la Conchuda o algo así que es el nombre del country" viene el final, ilegible, de por qué se mataron. La onda es que estos maridos de mujeres mantenidas se suicidan para dejarle un seguro de vida a sus mujeres. Pero al final se sabe que uno no quería matarse y otro lo mató y Virginia con su marido se debaten en avisar a la poli o no. Cualquiera. Cómo si fueran buenos, o ellos los buenos, o ellos los no hipócritas. No se entiende.
Lo que tampoco se entiende es si, un escritor con técnica tiene la posibilidad de vender libros aunque no tenga mucho más.
Piñeiro me parece cursi, se frena en lugares comunes siempre que puede, pero a la vez, cuenta una historia que se cae pocas veces, muestra muchos personajes y de todos dice algo, a todos los construye un poco. Los personajes masculinos están vistos desde fuera, son como de cartón, pero la utilería le funciona bárbaro. Un libro que Stephen King no despreciaría. Y si me tomo la libertad, es lo mismo que Harry Potter pero en un country de la provincia.
Lo que no sé es, si el mérito, y el premio, están en hablar de un universo cerrado, del que la gran mayoría sabe muy poco. Quizás sea eso. O la técnica, que se nota, que es buena, que le alcanza para que uno termine el libro.
Quizás, otro elemento destacable, después de la voz de la narradora, son los detalles de la historia Argentina y cómo les afecta a los personajes. No da nombres, así que me imagino que se los habrá sacado el editor para que cuando lo traduzcan no queden mal Menem y los otros que hundieron al país con nombre y apellido. O sencillamente porque no tiene sentido que estén esos nombres en un libro liviano que puede ser leído en Madagascar o Norteamérica.
lunes, 9 de agosto de 2010
Lástima grande
El Momo Reyes salió al palco central. Tenía un traje claro que lo hacía ver inmenso y la cara serena de un niño. Sonrió, estaba feliz, orgulloso. Abajo, la plaza estaba llena de familias y banderas argentinas y a los costados, en altas tribunas improvisadas, las hinchadas que alentaban cada una con su color.
-Este es un día importante-, dijo Reyes y la gente coreó su nombre, -Reyes, Reyes-, el Momo sonrió en agradecimiento y enseguida comenzó a hablar. -Aunque sé que muchos lo desmerecen, y que muchos no lo ven, hoy, es un día importante para los seres humanos, para todos y no sólo para nosotros. La FIFA tomará una decisión en pocas horas. Nosotros estamos acá porque sabemos lo que eso significa esa decisión, nosotros estamos acá porque les decimos que NO- Las tribunas comenzaron a gritar. La gente saltaba cantando canciones.
-Cuesta dimensionar a primera vista los alcances de esta decisión. Me toca ser quién lo dice acá, me toca tener palabra en esta ocasión pero sé que no estoy solo, que hoy somos nosotros-
La multitud explotó. Un grito poderoso subió hasta los palcos.
-No entienden nuestra pelea. Se niegan a escucharnos. Quieren que sea la tecnología la que decida todo. Quieren darle ese poder. Sacar lo humano del medio. Hacer como si los errores no existieran. Sabemos que es mentira, lo que ellos quieren es controlar la legalidad del error. Decir qué es gol y qué no y eso ya quedó más que probado- La gente grito su aprobación. -Le decimos que NO a deshumanizar el deporte, le decimos que no a la perfección porque sabemos que es una mentira. No alentamos el azar, lo respetamos como un factor de la existencia-
La multitud volvió a encenderse.
-¿Qué importa que un tipo en la televisión diga que aunque muy fino fue off side?, ¿Qué tiene que ver la televisión con el deporte? ¿Qué importa si fue gol o no?, en serio, llegado el caso, si nosotros lo sabemos mejor que ellos, es un juego, es el fútbol, son cosas que pasan-
El Momo respiró profundo. La plaza estaba llena, nunca había imaginado que él se encontraría hablando, hablando a una multitud. Sus años de jugador habían pasado hacía mucho, y quizás esta era mejor época.
-Pero quieren decirnos que el fútbol es otra cosa. Una cosa seria donde hay algo más en juego. Ellos, los mentalistas, los reglados, ellos que desmerecen lo que jugamos- Reyes hizo un pequeño silencio tanteando a su público. -Hay algo más que el santo fútbol. La FIFA lo sabe y quiere callarlo. No es a nosotros a quiénes callan. Es algo que existe en nosotros. El grito sagrado es su forma más heroica.-
La plaza se cubrió de gritos, canciones, sonaban los bombos y las voces enfurecidas de las tribunas. Un cuerpo enorme de hincha late inquieto como una oruga gigante bajo la sal..
-El juego vive en nosotros- gritó Reyes, -Ellos quieren dominarlo, ellos, la FIFA, la iglesia del fútbol, el papado europeo del balón pie, quieren decirnos cómo es el Fútbol, quieren la única palabra-.
Las tribunas de los dos equipos, antes divididas, se unieron al grito de -Hijos de puta, Hijos de puta, Hijos de puta- la gente sobre la plaza se sumó al grito. Durante minutos hombres y mujeres se encendieron en el grito que parece interminable.
-Yo sé, yo sé-, dijo Reyes, moviendo la mano para que el publico se calmara. -Yo sé, que muchos, muchos- remarcó-, muchos no vimos nada cuando admitieron poner un chip a la pelota. Muchos incluso lo apoyamos con nuestro silencio. El sentido común suele ser ignorante, pero no es este un tiempo de lamentos-
-Ahora ya nadie olvida la fina del internacional del clubes. Nadie el gol de Zucarelli que no fue. La imagen oficial trucada. Las evidencias que la FIFA no acepta, el juicio al que la Haya no dio lugar.
-La tecnología no falla, nos dicen, pero el chip se disparó antes de tiempo. Ahora todos lo sabemos. Sabemos que fue correcta la decisión del arbitro Conrado cuando con sus manos hizo la señal de ,siga, siga. La pelota no cruzó por completo la línea del gol. Pero el control ya lo tenían ellos- Finalizó Reyes con expresión de batalla perdida.
El alarido indignado subió con tal fuerza que unos pájaros se fueron volando asustados. Podía verse la injusticia en los rostros de aquellas personas. Las ojeras marrones, los pómulos marcados.
-No es-, siguió reyes, -no es que no nos duela el hambre. Nuestro enojo no es futbolístico. Pero es el mundo donde vivimos para ser libres, aunque sólo sea otra prisión, una habitación con puerta al mundo que ellos rigen. Incluso sabiendo que nuestro territorio queda dentro del de ellos. Pero ellos saben dónde vive lo que sentimos. Ellos lo saben y lo quieren callar. Nosotros no adoramos el fútbol, adoramos el juego, el azar. Adoramos lo que el fútbol es, no lo que significa.
Y cuando el fútbol es, no pueden dominarnos. Las reglas pertenecen al juego. Sabemos que usan el fútbol, nosotros los dejamos, el fútbol es más poderoso, se hace sin cambiarlo y cambia todo el tiempo- Las plateas aplaudieron las últimas palabras con estruendo.
-¡Sociólogos!-, gritó encendido Reyes sorprendiendo al auditorio que se había relajado un poco, ¡Manipuladores! ¡Quieren reducir todo a una estadística pero no los dejaremos!- Reyes miró a las personas sorprendido, cada mano aplaudía pero se escuchaba sólo a todas. Deseó no sentirse feliz. Mantener la compostura.
-Yo me pregunto de qué hablan cuando hablan de prohibir. Soy argentino, más de una vez perdimos partidos. Injustos y de los otros. ¿Pero qué significa? Cuando perdimos en un partido comprado fue contra ellos. Contra los poderosos. Ahora ellos nos quieren decir que es importante poner la tecnología en el fútbol, ellos justamente. Yo no quiero dejarme en engañar-
La tribuna alienta sin parar. Las banderas parecen gigantes, los colores los diferencian pero son todos de la misma especie. –El que no salta es un ingles-, gritan las tribunas y la gente en la calle se une como una cadena, canta la plaza, vive la lucha en los corazones de los hombres, -El que no salta es un ingles-, continúa el aliento y Reyes extasiado ruge en el micrófono, -Seremos cualquier cosa pero no seremos ellos-, la garganta le quema. -Les decimos NO, les decimos NO aunque no nos escuchen- dice por fin cerrando su discurso.
La plaza explota. La fuerza es total, vibra la calle bajo los salto del pueblo y no cae hasta la llegada de la noticia.
La FIFA comunica la nueva reglamentación del fútbol. Se conoce que el representante argentino votó a favor.
El aliento sigue hasta entrado el día siguiente.
La inclusión de la tecnología en el fútbol no prohibió que se arreglaran partidos. Doce años después festejamos un campeonato mundial. Ese fue el precio que puso la AFA.
La gente Salió a la calle a festejar pero algo había cambiado. El grito valía lo mismo por fuera, pero no por dentro.
-Este es un día importante-, dijo Reyes y la gente coreó su nombre, -Reyes, Reyes-, el Momo sonrió en agradecimiento y enseguida comenzó a hablar. -Aunque sé que muchos lo desmerecen, y que muchos no lo ven, hoy, es un día importante para los seres humanos, para todos y no sólo para nosotros. La FIFA tomará una decisión en pocas horas. Nosotros estamos acá porque sabemos lo que eso significa esa decisión, nosotros estamos acá porque les decimos que NO- Las tribunas comenzaron a gritar. La gente saltaba cantando canciones.
-Cuesta dimensionar a primera vista los alcances de esta decisión. Me toca ser quién lo dice acá, me toca tener palabra en esta ocasión pero sé que no estoy solo, que hoy somos nosotros-
La multitud explotó. Un grito poderoso subió hasta los palcos.
-No entienden nuestra pelea. Se niegan a escucharnos. Quieren que sea la tecnología la que decida todo. Quieren darle ese poder. Sacar lo humano del medio. Hacer como si los errores no existieran. Sabemos que es mentira, lo que ellos quieren es controlar la legalidad del error. Decir qué es gol y qué no y eso ya quedó más que probado- La gente grito su aprobación. -Le decimos que NO a deshumanizar el deporte, le decimos que no a la perfección porque sabemos que es una mentira. No alentamos el azar, lo respetamos como un factor de la existencia-
La multitud volvió a encenderse.
-¿Qué importa que un tipo en la televisión diga que aunque muy fino fue off side?, ¿Qué tiene que ver la televisión con el deporte? ¿Qué importa si fue gol o no?, en serio, llegado el caso, si nosotros lo sabemos mejor que ellos, es un juego, es el fútbol, son cosas que pasan-
El Momo respiró profundo. La plaza estaba llena, nunca había imaginado que él se encontraría hablando, hablando a una multitud. Sus años de jugador habían pasado hacía mucho, y quizás esta era mejor época.
-Pero quieren decirnos que el fútbol es otra cosa. Una cosa seria donde hay algo más en juego. Ellos, los mentalistas, los reglados, ellos que desmerecen lo que jugamos- Reyes hizo un pequeño silencio tanteando a su público. -Hay algo más que el santo fútbol. La FIFA lo sabe y quiere callarlo. No es a nosotros a quiénes callan. Es algo que existe en nosotros. El grito sagrado es su forma más heroica.-
La plaza se cubrió de gritos, canciones, sonaban los bombos y las voces enfurecidas de las tribunas. Un cuerpo enorme de hincha late inquieto como una oruga gigante bajo la sal..
-El juego vive en nosotros- gritó Reyes, -Ellos quieren dominarlo, ellos, la FIFA, la iglesia del fútbol, el papado europeo del balón pie, quieren decirnos cómo es el Fútbol, quieren la única palabra-.
Las tribunas de los dos equipos, antes divididas, se unieron al grito de -Hijos de puta, Hijos de puta, Hijos de puta- la gente sobre la plaza se sumó al grito. Durante minutos hombres y mujeres se encendieron en el grito que parece interminable.
-Yo sé, yo sé-, dijo Reyes, moviendo la mano para que el publico se calmara. -Yo sé, que muchos, muchos- remarcó-, muchos no vimos nada cuando admitieron poner un chip a la pelota. Muchos incluso lo apoyamos con nuestro silencio. El sentido común suele ser ignorante, pero no es este un tiempo de lamentos-
-Ahora ya nadie olvida la fina del internacional del clubes. Nadie el gol de Zucarelli que no fue. La imagen oficial trucada. Las evidencias que la FIFA no acepta, el juicio al que la Haya no dio lugar.
-La tecnología no falla, nos dicen, pero el chip se disparó antes de tiempo. Ahora todos lo sabemos. Sabemos que fue correcta la decisión del arbitro Conrado cuando con sus manos hizo la señal de ,siga, siga. La pelota no cruzó por completo la línea del gol. Pero el control ya lo tenían ellos- Finalizó Reyes con expresión de batalla perdida.
El alarido indignado subió con tal fuerza que unos pájaros se fueron volando asustados. Podía verse la injusticia en los rostros de aquellas personas. Las ojeras marrones, los pómulos marcados.
-No es-, siguió reyes, -no es que no nos duela el hambre. Nuestro enojo no es futbolístico. Pero es el mundo donde vivimos para ser libres, aunque sólo sea otra prisión, una habitación con puerta al mundo que ellos rigen. Incluso sabiendo que nuestro territorio queda dentro del de ellos. Pero ellos saben dónde vive lo que sentimos. Ellos lo saben y lo quieren callar. Nosotros no adoramos el fútbol, adoramos el juego, el azar. Adoramos lo que el fútbol es, no lo que significa.
Y cuando el fútbol es, no pueden dominarnos. Las reglas pertenecen al juego. Sabemos que usan el fútbol, nosotros los dejamos, el fútbol es más poderoso, se hace sin cambiarlo y cambia todo el tiempo- Las plateas aplaudieron las últimas palabras con estruendo.
-¡Sociólogos!-, gritó encendido Reyes sorprendiendo al auditorio que se había relajado un poco, ¡Manipuladores! ¡Quieren reducir todo a una estadística pero no los dejaremos!- Reyes miró a las personas sorprendido, cada mano aplaudía pero se escuchaba sólo a todas. Deseó no sentirse feliz. Mantener la compostura.
-Yo me pregunto de qué hablan cuando hablan de prohibir. Soy argentino, más de una vez perdimos partidos. Injustos y de los otros. ¿Pero qué significa? Cuando perdimos en un partido comprado fue contra ellos. Contra los poderosos. Ahora ellos nos quieren decir que es importante poner la tecnología en el fútbol, ellos justamente. Yo no quiero dejarme en engañar-
La tribuna alienta sin parar. Las banderas parecen gigantes, los colores los diferencian pero son todos de la misma especie. –El que no salta es un ingles-, gritan las tribunas y la gente en la calle se une como una cadena, canta la plaza, vive la lucha en los corazones de los hombres, -El que no salta es un ingles-, continúa el aliento y Reyes extasiado ruge en el micrófono, -Seremos cualquier cosa pero no seremos ellos-, la garganta le quema. -Les decimos NO, les decimos NO aunque no nos escuchen- dice por fin cerrando su discurso.
La plaza explota. La fuerza es total, vibra la calle bajo los salto del pueblo y no cae hasta la llegada de la noticia.
La FIFA comunica la nueva reglamentación del fútbol. Se conoce que el representante argentino votó a favor.
El aliento sigue hasta entrado el día siguiente.
La inclusión de la tecnología en el fútbol no prohibió que se arreglaran partidos. Doce años después festejamos un campeonato mundial. Ese fue el precio que puso la AFA.
La gente Salió a la calle a festejar pero algo había cambiado. El grito valía lo mismo por fuera, pero no por dentro.
viernes, 30 de julio de 2010
Buscando lios
-A qué viene todo esto señor Brian?
-Nada, es que por las noches me vienen el mal humor y la justicia social.
-Ah, claro.
-Si, claro.
-Se da cuenta usted que es nocivo para si mismo? No estaba feliz con su nuevo trabajo, con la gente para la que estaba trabajando, Que le dio una oportunidad?
-Si, estaba, pero algo cambió y después no me importa mucho nada. No quiero que me digan una verdad por otra.
-No vale la pena, usted lo sabe.
-Lo sé, pero no lo vi en el momento.
-Ahora se pone a escribir, hace como que lo puede superar, pero sabe, sabe bien, que estuvo de más.
-Claro, pero si no hacía nada qué? Estaba de menos. No pude dejarlo pasar. Sentí que era un desafío.
-Le gustan los desafíos?
-Depende de cuales.
-Cuales le gustan?
-Los que no llevan a nada.
-En serio?
-No me doy cuenta, es como si fuese algo que me pasa.
-Pero usted quiere terminar en la calle y salir a buscar trabajo?
-No.
-Entonces?
-No sé, me pareció que tenía que decir algo.
-Odia la autoridad?
-No la odian todos?
-No.
-En serio?
-Odia tanto la autoridad que le cuesta imaginar que hay gente que disfruta que otros tengan más autoridad.
-No creo que nadie disfrute eso. Pero ojo, no siempre tengo problemas con la autoridad, hay veces en que puedo dominar eso.
-Bueno, pero si usted lo está dominando es porque en realidad, siempre siente deseos de desafiar la autoridad.
-Eso es algo humano.
-Usted no es tan inocente.
-No lo soy.
-Aparte, hay gente que quiere tener más autoridad y para eso tiene que si o si negociar con la autoridad.
-Yo negocio.
-Este no es el modo.
-Pero si no están cumpliendo con la ley.
-Pero si usted es el encargado del lugar señor, usted se ganó un lugar y lo acaba de tirar por la borda.
-Es para tanto?
-Le envió el mail a todos sus compañeros.
-Si.
-Y qué esperaba obtener?
-No lo pensé.
-Claro que no lo pensó, no podía obtener nada, si lo hubiera pensado, si hubiese perdido un segundo de su vida en pensar si iba a ganar algo con todo eso, no lo hubiera hecho.
-Lo hice por eso mismo.
-Para no ganar nada?
-No, lo hice porque pensé que no había nada que ganar y no sé bien por qué, pero me cerró. Estoy cansado del trato que tenemos los empleados, no es que yo sea el gran encargado. A la hora de trabajar soy un peón más y trabajo incluso más que las personas que trabajan para mi. Es más, decidí ser encargado sólo para que nadie me esté diciendo qué puedo y qué no puedo hacer
-No tiene mucho sentido lo que dice. Me suena mucho más a una excusa que a otra cosa.
-Bueno, por ahí me hubiese hecho falta un buen consejo pero tuve ganar de enfrentar…
-ENFRENTAR EL PODER! Quién es usted, Juana de Arco?
-La comparación carece de linealidad genérica.
-Está bien, Robin Hood.
-Yo no robé.
-Ok Rodolfo Walsh de juguetería, Che Guevara de imitación, lo que hizo no le va a hacer ganar nada.
-La historia me juzgara.
-Eso lo dijo Menem.
-Él lo repitió, no sé quien lo dijo primero, aparte estaba haciendo un chiste, me doy cuenta que hice algo no tiene sentido.
-Bueno, muy bien. Y ahora?
-Ahora a esperar.
-Qué?
-A ver cómo reaccionan. Soy un gato, lo sé, pero ya está. Si me echo para atrás no tiene sentido y aparte puedo aprender algo de todo esto.
-Y qué sería?
-Nada, que por ahí hay que mejorar el método pero eso no significa que me tenga que callar. Pienso que si sólo se lo hubiera mandado a mi jefa ella me podría haber respondido en privado y de última yo podía meditar si elegía mandárselo a todos.
-Ahora no le dejó a ella ninguna opción.
-Ya sé. Tampoco se la quise dejar pero me doy cuenta que ella al verse encerrada se va a enojar conmigo y que si o si me tengo que conseguir otro trabajo. Aparte mis compañeros de trabajo no valen la pena. Dejé en evidencia una estructura que es mucho más grande que yo. Estoy peleando con molinos de viento.
-Ay que lindo. ¡Pero está usted soñando mi amigo!
-Yo no soy su amigo.
-Bueno, bueno. Usted está soñando señor. Piensa que esto que hizo acá vale algo?
-Algo vale.
-Qué?
-Vale para ser diferente.
-Lo que usted tiene se llama pelotudes.
-Lo sé, también le dicen inocencia, coraje, romanticismo.
-Estupidez le dicen.
-Ya sé
-Y se da cuenta que no vale la pena, que es muy alto el costo que puede llegar a tener que pagar?
-Me doy cuenta.
-Quería demostrar algo?
-No lo sé.
-A alguien o a usted?
-No sé, creo que a ellos, a los jefes, a mi, a mis compañeros, no lo sé, es algo que es parte de mi, no lo inventé ahora, soy así desde que tengo memoria, alguna vez me sirvió, y después ya no me sirvió más.
-Le gusta joder a la gente.
-Me gusta enfrentar a los que tienen más poder que yo y se abusan de eso.
-Pero eso es digno de un pelotudo.
-Lo sé. Soy ese tipo de pelotudo.
-No se lo digo por eso, sabe. Se lo digo porque acá el único que se jodió con esto es usted. Así sus compañeros no tengan que llevar nunca un certificado médico, usted ya está fuera de su trabajo. Nunca le van a dar otro puesto en esa empresa.
-Bueno, me equivoqué.
-Eso quería escuchar.
-Ya sé, es como el final de 1984.
-Quería usar esa frase, no? La tenía pensada desde hace un tiempo?
-Desde que leí que al chavón le habían quebrado el espíritu y entendí que no importaban todas las mierdas esas de las teles prendidas y la imposibilidad de tener sexo, que si te hacían ir en contra tuyo ya te habían cagado de verdad.
-Ay, usted derrama más romanticismo que una novela de las 3 de la tarde.
-No es el mismo tipo de romanticismo. El mío es del tipo, el día que la injustita me haga callar la boca… pero es todo una mentira, ni soy mejor que el resto ni nada. Lo que hice fue porque no pensé y quizás porque tenía sueño y quizás porque como usted dice soy un pelotudo.
-Bueno, por lo menos ya nos vamos entendiendo
-Si
-…
-…
-Se rinde entonces.
-Me rindo, sé que no hacía falta, que no voy a cambiar nada.
(durante algunos segundos nos miramos en silencio)
-No me gusta del todo verlo así.
-En serio?
-Esperaba que tuviese un poco más de sentido su batalla.
-No la tiene
-…
-Tengo que ir al baño, puedo?
-Claro, lo acompaño.
-Tengo que ir a cagar.
-No importa, lo acompaño y seguimos conversando.
-Como diga.
(camino al baño)
-Se le aflojan las eses?
-Odio esa palabra, es tan freudiana.
-Pero se aflojan.
-Desde siempre. cuando era chico y algún pibe me quería fajar, siempre me daban ganas de ir a cagar.
-Debe ser por eso que a la gente como usted se le dice “cagón”.
-Debe ser. Quizás por eso mandé el mail. No quiero que nadie me diga cagón.
-En serio?
-No sé. La verdad es que estoy tratando más o menos de entender pero… no pasa mucho.
(el tipo se apoya contra la pared y yo largo de una todo lo que voy a cagar. Rápido como un tobogán de agua)
-Está cayendo en la realidad, no?
-Si, ya sé que fue una tontería.
-Lo volvería a hacer?
(el tipo hace una cara rara)
-Le molesta el olor?, ya termino.
-Haga de cuenta que no estoy acá.
-Bueno
(voy hasta el bidet)
-Lo volvería a hacer?
-No sé, no creo, es como que me doy cuenta que me serrucho el piso. Que dejé de jugar su juego y que ahora me puedo hacer el valiente pero que no es más que una tontería.
(me levanto del bidet y sin secarme me subo los pantalones. Se me moja todo el culo)
-Necesita demostrar que tiene valor, es eso?
-Puede ser. Cuando voy a tomar el bondi para el trabajo pienso en eso. Voy de noche, justo antes de las 12 y me doy cuenta que tengo un miedo mental pero no físico. Onda, estoy ahí probándome pero siempre supero la prueba. No termino de entender si tengo miedo o lo imagino. Ayer lo que tendría que haber hecho era ponerme a leer algo de política, distraerme y hacer como hacen todos. Callarme la puta boca y buscar lo mejor para mi.
-Pero no. El señorito necesita pensar que está cambiando el mundo.
-No. no es eso. Lo que yo quiero es que me dejen de romper las bolas.
-Seguro que con esto lo consiguió.
-Yo diría que más bien todo lo contrario.
-Sabe qué quiere?
-Claro que no.
-No le da miedo?
-Claro que si.
-Y entonces?
-Tengo un dedo de frente de más.
-Eso es una tontería.
-Puede ser. Quizás debería ser como el encargado de la tarde. Un gil trepador. Pero no me sale. Me hago el revolucionario.
-Revolucionario? Usted es un pelotudo.
-No lo niego ni lo negaría. Pero no voy a dejar que me traten como a un pelotudo más.
-Pero se da cuenta de que el sistema laboral ya está organizado y esa seudo rebeldía infantil no le ayuda para conseguir lo que usted quiere?
-No veo que la seudo dependencia adictiva infantil que muestran mis compañeros le sirva más a ellos. Al menos acá estoy. Pensando en que hice algo aunque sea mínimo e incluso no tenga sentido.
-A sus compañeros no le importa lo que hizo.
-No lo sé. Puede ser. Sólo que no lo hice por ellos.
-Lo hizo por usted. A usted le importa.
-Puede ser.
-Le importa dar un batalla perdida de ante mano, con un premio inexistente, desafiando el reglamento interno de su lugar de trabajo cuando lo que podría haber hecho…
-Basta con eso. Con lo que podría y no pude. Basta con eso. Lo hecho, hecho está, ya se lo dije. Y aparte, si por un segundo me hace sentir mejor conmigo mismo.
-Aunque sea tan fugaz como una paja.
-Le estoy aflojando a la paja.
-No sabe hacer cosas más duraderas?
-No sé. Todavía no lo entendí a eso. No puedo velar por mis intereses. Me boicoteo. Eso quiere escuchar? Esa mierda de que es uno el que siempre se impide a si mismo lograr lo que quiere. Bueno, claro, yo soy el que se boicotea. Soy el peor. Me cago en usted, me cago en su juicio. Me cago en mi, en mi trabajo y en mi miedo. Ellos no tienen derecho a obligarnos a hacer siempre lo que más les conviene y si mis compañeros de trabajo no lo entienden que se jodan, aunque el único que se jode soy yo.
-Bravo, bravo, cuanto heroísmo.
-No es eso, es al menos sentirme vivo y poderoso.
-Como una paja.
-Si, como una paja, si eso es lo que quiere escuchar, una paja, aunque tenga que volver a trabajar de mozo y me pase 10 meses antes de entender que puedo hacer lo que quiera con mi vida.
-Usted es una mentira, se da cuenta?
-Me doy cuenta.
-No es escritor.
-Lo sé.
-No leyó ni estudió nunca todo lo que dice haber leído y estudiado.
-Ya sé.
-No le da vergüenza?
-Trabajo en un hostel, por algo es.
-Por favor, no siga que me da lástima.
-No es verdad que se la de.
-No se crea, tiene sus momentos, al final voy a terminar pensando lo que usted quiere que todos piensen.
-Y qué es?
-Que está desperdiciando su potencial.
-Jaja.
-Le da risa?
-Me la da.
-Qué cosa? Yo o lo que dije?
-Por ahí son las dos.
-Yo por qué?
-Porque le doy lástima pero a la vez siente un poco de admiración por mi y porque cuando dijo que estoy desperdiciando mi potencial me imaginé que mi jefa se iba a sentir atraída por mi, por esta estupidez que hice.
-Es tan inocente?
-Parece, no?
-No, no parece. Pero si creo que se engaña.
-No me engaño. No soy así apropósito. Trato de hacer mejor las cosas pero estos detalles me superan. Pienso que alguna vez me voy a poder dedicar a escribir y estos pequeños riesgos, innecesarios quizás, me van a hacer sentir orgulloso de mi.
-Claro, un pelotudo.
-Puede ser.
-Ahora se pone soberbio.
-No me deja otra opción.
-Por?
-Me siento inseguro porque me doy cuenta que voy contra el sentido común. Pero sabe lo que leí del sentido común? Que era por naturaleza de derecha. Yo le agrego que es ignorante y otra frase más que quizás no tenga lugar pero la leí hace unos días y me gusto
-A ver…
-El miedo es un factor paralizante que genera indiferencia hacia el sufrimiento ajeno.
-Hermosa frase.
-La escribió el hijo del director del Herald de Buenos Aires, en relación a las denuncias que su padre hizo de los desaparecidos durante el golpe de estado.
-Mezcla todo usted.
-No todo, pero veo gente durmiendo en la calle con este frío y siento que tengo que hacer algo.
-Claro, y mandar un mail con la ley de contrato de trabajo a compañeros que no dudaron nunca en tirarle mierda o mirarlo de reojo, es la solución?
-No.
-Entonces.
-No sé, es la sensación de no estar dispuesto todo el tiempo a callarme la boca.
-Bravo.
-Le falto el aplauso.
(me aplaude)
-Y ahora?
-Ahora nada. ya fue man. Trabajos de mierda se consiguen todo el tiempo. Aparte, quien le dice, hasta es posible que me consiga un trabajo mejor.
-En hotelería supongo?
-Qué otra me queda?
-Y para ser un hombre decidido y luchador que se indigna por la gente que duerme en la calle, usted deja mucho pero mucho que desear.
-Ya lo sé. Yo también lo pienso. Me da menos miedo que me echen que otras cosas.
-Por qué será?
-Juego con el tiempo y con mi cara de joven. Al final me imagino que voy a volver a Rosario, me voy a buscar un trabajo malo que no me parta el lomo y listo.
-Una vida hermosa, seguro que eso soñó siempre.
-No, la verdad esperaba más de mi, pero acá me tiene, buscando trabajo en otro hotel. Mintiendo descaradamente que soy un siervo más.
-Patético.
-Si. Pero qué otra me queda?
-A ver. Otras tienen que quedarle. Porqué no se consigue un trabajo en una editorial o algo parecido.
-En serio? No me venga con cuentos usted también. Traté y no pude. La culpa es mía. Lo sé. Me da tanto miedo que no puedo fingir lo necesario. Hoy tuve una entrevista de trabajo.
-Ah, por eso se hizo el guapo con lo del mail.
-Puede ser, soy gil pero no tanto. Pero déjeme que le cuente mi sensación.
-Claro, claro.
-Voy a una mansión en San Telmo. Linda pero fea. Muy mal decorada, con exageración casi desagradable, un lugar donde se podría sentir cómoda cualquier persona de medio pelo para arriba que nunca haya conocido las comodidades de la buena vida. Algo que hace 50 años quizás era elegante pero que ahora no es más que una casa de reliquias. Desde que entro pienso en fingir. Me imagino lo que quieren ver. Finjo hasta en el modo en que me siento o que muestro curiosidad. Por un momento imagino que no debe haber diferencia entre lo que estoy haciendo y escribir el más falso de los curriculums y presentarme a buscar trabajo en una súper compañía.
-A dónde va con todo esto?
-Que es un juego. Que los que te contratan también están fingiendo. Ellos quieren hacerte creer que les gusta su trabajo y que en ningún lugar se trabaja tan bien como ahí. Pero después cuando te contratan, tardas dos semanas en ver que es todo la misma mierda. Tu jefe no quiere hacer nada y te pasa toda la responsabilidad que puede. Pero a la vez, como está tan distraído en no hacer nada, vos te das cuenta que tus compañeros tampoco hacen nada y que ellos te pasan la responsabilidad a vos. Son 3 meses. 3 meses de chupa pija y después a la mierda con todos. Primero tenes más modales que Jacky Kennedy y después te casas con el griego que más guita tiene en el mundo. Todos putos. Pensaba que si puedo fingir lo suficiente para que me contraten en un lugar así, por ahí, puedo fingir lo suficiente para que me contraten en algún lugar que esté mejor.
-Me gusta el plan, suena menos patético que todo lo que viene diciendo.
-Si, igual no se haga ilusiones, soy de lo que desilusionan.
-Eso es lo que más le gusta de usted?
-No se crea.
-Bueno, eso parece.
-Nada, es que por las noches me vienen el mal humor y la justicia social.
-Ah, claro.
-Si, claro.
-Se da cuenta usted que es nocivo para si mismo? No estaba feliz con su nuevo trabajo, con la gente para la que estaba trabajando, Que le dio una oportunidad?
-Si, estaba, pero algo cambió y después no me importa mucho nada. No quiero que me digan una verdad por otra.
-No vale la pena, usted lo sabe.
-Lo sé, pero no lo vi en el momento.
-Ahora se pone a escribir, hace como que lo puede superar, pero sabe, sabe bien, que estuvo de más.
-Claro, pero si no hacía nada qué? Estaba de menos. No pude dejarlo pasar. Sentí que era un desafío.
-Le gustan los desafíos?
-Depende de cuales.
-Cuales le gustan?
-Los que no llevan a nada.
-En serio?
-No me doy cuenta, es como si fuese algo que me pasa.
-Pero usted quiere terminar en la calle y salir a buscar trabajo?
-No.
-Entonces?
-No sé, me pareció que tenía que decir algo.
-Odia la autoridad?
-No la odian todos?
-No.
-En serio?
-Odia tanto la autoridad que le cuesta imaginar que hay gente que disfruta que otros tengan más autoridad.
-No creo que nadie disfrute eso. Pero ojo, no siempre tengo problemas con la autoridad, hay veces en que puedo dominar eso.
-Bueno, pero si usted lo está dominando es porque en realidad, siempre siente deseos de desafiar la autoridad.
-Eso es algo humano.
-Usted no es tan inocente.
-No lo soy.
-Aparte, hay gente que quiere tener más autoridad y para eso tiene que si o si negociar con la autoridad.
-Yo negocio.
-Este no es el modo.
-Pero si no están cumpliendo con la ley.
-Pero si usted es el encargado del lugar señor, usted se ganó un lugar y lo acaba de tirar por la borda.
-Es para tanto?
-Le envió el mail a todos sus compañeros.
-Si.
-Y qué esperaba obtener?
-No lo pensé.
-Claro que no lo pensó, no podía obtener nada, si lo hubiera pensado, si hubiese perdido un segundo de su vida en pensar si iba a ganar algo con todo eso, no lo hubiera hecho.
-Lo hice por eso mismo.
-Para no ganar nada?
-No, lo hice porque pensé que no había nada que ganar y no sé bien por qué, pero me cerró. Estoy cansado del trato que tenemos los empleados, no es que yo sea el gran encargado. A la hora de trabajar soy un peón más y trabajo incluso más que las personas que trabajan para mi. Es más, decidí ser encargado sólo para que nadie me esté diciendo qué puedo y qué no puedo hacer
-No tiene mucho sentido lo que dice. Me suena mucho más a una excusa que a otra cosa.
-Bueno, por ahí me hubiese hecho falta un buen consejo pero tuve ganar de enfrentar…
-ENFRENTAR EL PODER! Quién es usted, Juana de Arco?
-La comparación carece de linealidad genérica.
-Está bien, Robin Hood.
-Yo no robé.
-Ok Rodolfo Walsh de juguetería, Che Guevara de imitación, lo que hizo no le va a hacer ganar nada.
-La historia me juzgara.
-Eso lo dijo Menem.
-Él lo repitió, no sé quien lo dijo primero, aparte estaba haciendo un chiste, me doy cuenta que hice algo no tiene sentido.
-Bueno, muy bien. Y ahora?
-Ahora a esperar.
-Qué?
-A ver cómo reaccionan. Soy un gato, lo sé, pero ya está. Si me echo para atrás no tiene sentido y aparte puedo aprender algo de todo esto.
-Y qué sería?
-Nada, que por ahí hay que mejorar el método pero eso no significa que me tenga que callar. Pienso que si sólo se lo hubiera mandado a mi jefa ella me podría haber respondido en privado y de última yo podía meditar si elegía mandárselo a todos.
-Ahora no le dejó a ella ninguna opción.
-Ya sé. Tampoco se la quise dejar pero me doy cuenta que ella al verse encerrada se va a enojar conmigo y que si o si me tengo que conseguir otro trabajo. Aparte mis compañeros de trabajo no valen la pena. Dejé en evidencia una estructura que es mucho más grande que yo. Estoy peleando con molinos de viento.
-Ay que lindo. ¡Pero está usted soñando mi amigo!
-Yo no soy su amigo.
-Bueno, bueno. Usted está soñando señor. Piensa que esto que hizo acá vale algo?
-Algo vale.
-Qué?
-Vale para ser diferente.
-Lo que usted tiene se llama pelotudes.
-Lo sé, también le dicen inocencia, coraje, romanticismo.
-Estupidez le dicen.
-Ya sé
-Y se da cuenta que no vale la pena, que es muy alto el costo que puede llegar a tener que pagar?
-Me doy cuenta.
-Quería demostrar algo?
-No lo sé.
-A alguien o a usted?
-No sé, creo que a ellos, a los jefes, a mi, a mis compañeros, no lo sé, es algo que es parte de mi, no lo inventé ahora, soy así desde que tengo memoria, alguna vez me sirvió, y después ya no me sirvió más.
-Le gusta joder a la gente.
-Me gusta enfrentar a los que tienen más poder que yo y se abusan de eso.
-Pero eso es digno de un pelotudo.
-Lo sé. Soy ese tipo de pelotudo.
-No se lo digo por eso, sabe. Se lo digo porque acá el único que se jodió con esto es usted. Así sus compañeros no tengan que llevar nunca un certificado médico, usted ya está fuera de su trabajo. Nunca le van a dar otro puesto en esa empresa.
-Bueno, me equivoqué.
-Eso quería escuchar.
-Ya sé, es como el final de 1984.
-Quería usar esa frase, no? La tenía pensada desde hace un tiempo?
-Desde que leí que al chavón le habían quebrado el espíritu y entendí que no importaban todas las mierdas esas de las teles prendidas y la imposibilidad de tener sexo, que si te hacían ir en contra tuyo ya te habían cagado de verdad.
-Ay, usted derrama más romanticismo que una novela de las 3 de la tarde.
-No es el mismo tipo de romanticismo. El mío es del tipo, el día que la injustita me haga callar la boca… pero es todo una mentira, ni soy mejor que el resto ni nada. Lo que hice fue porque no pensé y quizás porque tenía sueño y quizás porque como usted dice soy un pelotudo.
-Bueno, por lo menos ya nos vamos entendiendo
-Si
-…
-…
-Se rinde entonces.
-Me rindo, sé que no hacía falta, que no voy a cambiar nada.
(durante algunos segundos nos miramos en silencio)
-No me gusta del todo verlo así.
-En serio?
-Esperaba que tuviese un poco más de sentido su batalla.
-No la tiene
-…
-Tengo que ir al baño, puedo?
-Claro, lo acompaño.
-Tengo que ir a cagar.
-No importa, lo acompaño y seguimos conversando.
-Como diga.
(camino al baño)
-Se le aflojan las eses?
-Odio esa palabra, es tan freudiana.
-Pero se aflojan.
-Desde siempre. cuando era chico y algún pibe me quería fajar, siempre me daban ganas de ir a cagar.
-Debe ser por eso que a la gente como usted se le dice “cagón”.
-Debe ser. Quizás por eso mandé el mail. No quiero que nadie me diga cagón.
-En serio?
-No sé. La verdad es que estoy tratando más o menos de entender pero… no pasa mucho.
(el tipo se apoya contra la pared y yo largo de una todo lo que voy a cagar. Rápido como un tobogán de agua)
-Está cayendo en la realidad, no?
-Si, ya sé que fue una tontería.
-Lo volvería a hacer?
(el tipo hace una cara rara)
-Le molesta el olor?, ya termino.
-Haga de cuenta que no estoy acá.
-Bueno
(voy hasta el bidet)
-Lo volvería a hacer?
-No sé, no creo, es como que me doy cuenta que me serrucho el piso. Que dejé de jugar su juego y que ahora me puedo hacer el valiente pero que no es más que una tontería.
(me levanto del bidet y sin secarme me subo los pantalones. Se me moja todo el culo)
-Necesita demostrar que tiene valor, es eso?
-Puede ser. Cuando voy a tomar el bondi para el trabajo pienso en eso. Voy de noche, justo antes de las 12 y me doy cuenta que tengo un miedo mental pero no físico. Onda, estoy ahí probándome pero siempre supero la prueba. No termino de entender si tengo miedo o lo imagino. Ayer lo que tendría que haber hecho era ponerme a leer algo de política, distraerme y hacer como hacen todos. Callarme la puta boca y buscar lo mejor para mi.
-Pero no. El señorito necesita pensar que está cambiando el mundo.
-No. no es eso. Lo que yo quiero es que me dejen de romper las bolas.
-Seguro que con esto lo consiguió.
-Yo diría que más bien todo lo contrario.
-Sabe qué quiere?
-Claro que no.
-No le da miedo?
-Claro que si.
-Y entonces?
-Tengo un dedo de frente de más.
-Eso es una tontería.
-Puede ser. Quizás debería ser como el encargado de la tarde. Un gil trepador. Pero no me sale. Me hago el revolucionario.
-Revolucionario? Usted es un pelotudo.
-No lo niego ni lo negaría. Pero no voy a dejar que me traten como a un pelotudo más.
-Pero se da cuenta de que el sistema laboral ya está organizado y esa seudo rebeldía infantil no le ayuda para conseguir lo que usted quiere?
-No veo que la seudo dependencia adictiva infantil que muestran mis compañeros le sirva más a ellos. Al menos acá estoy. Pensando en que hice algo aunque sea mínimo e incluso no tenga sentido.
-A sus compañeros no le importa lo que hizo.
-No lo sé. Puede ser. Sólo que no lo hice por ellos.
-Lo hizo por usted. A usted le importa.
-Puede ser.
-Le importa dar un batalla perdida de ante mano, con un premio inexistente, desafiando el reglamento interno de su lugar de trabajo cuando lo que podría haber hecho…
-Basta con eso. Con lo que podría y no pude. Basta con eso. Lo hecho, hecho está, ya se lo dije. Y aparte, si por un segundo me hace sentir mejor conmigo mismo.
-Aunque sea tan fugaz como una paja.
-Le estoy aflojando a la paja.
-No sabe hacer cosas más duraderas?
-No sé. Todavía no lo entendí a eso. No puedo velar por mis intereses. Me boicoteo. Eso quiere escuchar? Esa mierda de que es uno el que siempre se impide a si mismo lograr lo que quiere. Bueno, claro, yo soy el que se boicotea. Soy el peor. Me cago en usted, me cago en su juicio. Me cago en mi, en mi trabajo y en mi miedo. Ellos no tienen derecho a obligarnos a hacer siempre lo que más les conviene y si mis compañeros de trabajo no lo entienden que se jodan, aunque el único que se jode soy yo.
-Bravo, bravo, cuanto heroísmo.
-No es eso, es al menos sentirme vivo y poderoso.
-Como una paja.
-Si, como una paja, si eso es lo que quiere escuchar, una paja, aunque tenga que volver a trabajar de mozo y me pase 10 meses antes de entender que puedo hacer lo que quiera con mi vida.
-Usted es una mentira, se da cuenta?
-Me doy cuenta.
-No es escritor.
-Lo sé.
-No leyó ni estudió nunca todo lo que dice haber leído y estudiado.
-Ya sé.
-No le da vergüenza?
-Trabajo en un hostel, por algo es.
-Por favor, no siga que me da lástima.
-No es verdad que se la de.
-No se crea, tiene sus momentos, al final voy a terminar pensando lo que usted quiere que todos piensen.
-Y qué es?
-Que está desperdiciando su potencial.
-Jaja.
-Le da risa?
-Me la da.
-Qué cosa? Yo o lo que dije?
-Por ahí son las dos.
-Yo por qué?
-Porque le doy lástima pero a la vez siente un poco de admiración por mi y porque cuando dijo que estoy desperdiciando mi potencial me imaginé que mi jefa se iba a sentir atraída por mi, por esta estupidez que hice.
-Es tan inocente?
-Parece, no?
-No, no parece. Pero si creo que se engaña.
-No me engaño. No soy así apropósito. Trato de hacer mejor las cosas pero estos detalles me superan. Pienso que alguna vez me voy a poder dedicar a escribir y estos pequeños riesgos, innecesarios quizás, me van a hacer sentir orgulloso de mi.
-Claro, un pelotudo.
-Puede ser.
-Ahora se pone soberbio.
-No me deja otra opción.
-Por?
-Me siento inseguro porque me doy cuenta que voy contra el sentido común. Pero sabe lo que leí del sentido común? Que era por naturaleza de derecha. Yo le agrego que es ignorante y otra frase más que quizás no tenga lugar pero la leí hace unos días y me gusto
-A ver…
-El miedo es un factor paralizante que genera indiferencia hacia el sufrimiento ajeno.
-Hermosa frase.
-La escribió el hijo del director del Herald de Buenos Aires, en relación a las denuncias que su padre hizo de los desaparecidos durante el golpe de estado.
-Mezcla todo usted.
-No todo, pero veo gente durmiendo en la calle con este frío y siento que tengo que hacer algo.
-Claro, y mandar un mail con la ley de contrato de trabajo a compañeros que no dudaron nunca en tirarle mierda o mirarlo de reojo, es la solución?
-No.
-Entonces.
-No sé, es la sensación de no estar dispuesto todo el tiempo a callarme la boca.
-Bravo.
-Le falto el aplauso.
(me aplaude)
-Y ahora?
-Ahora nada. ya fue man. Trabajos de mierda se consiguen todo el tiempo. Aparte, quien le dice, hasta es posible que me consiga un trabajo mejor.
-En hotelería supongo?
-Qué otra me queda?
-Y para ser un hombre decidido y luchador que se indigna por la gente que duerme en la calle, usted deja mucho pero mucho que desear.
-Ya lo sé. Yo también lo pienso. Me da menos miedo que me echen que otras cosas.
-Por qué será?
-Juego con el tiempo y con mi cara de joven. Al final me imagino que voy a volver a Rosario, me voy a buscar un trabajo malo que no me parta el lomo y listo.
-Una vida hermosa, seguro que eso soñó siempre.
-No, la verdad esperaba más de mi, pero acá me tiene, buscando trabajo en otro hotel. Mintiendo descaradamente que soy un siervo más.
-Patético.
-Si. Pero qué otra me queda?
-A ver. Otras tienen que quedarle. Porqué no se consigue un trabajo en una editorial o algo parecido.
-En serio? No me venga con cuentos usted también. Traté y no pude. La culpa es mía. Lo sé. Me da tanto miedo que no puedo fingir lo necesario. Hoy tuve una entrevista de trabajo.
-Ah, por eso se hizo el guapo con lo del mail.
-Puede ser, soy gil pero no tanto. Pero déjeme que le cuente mi sensación.
-Claro, claro.
-Voy a una mansión en San Telmo. Linda pero fea. Muy mal decorada, con exageración casi desagradable, un lugar donde se podría sentir cómoda cualquier persona de medio pelo para arriba que nunca haya conocido las comodidades de la buena vida. Algo que hace 50 años quizás era elegante pero que ahora no es más que una casa de reliquias. Desde que entro pienso en fingir. Me imagino lo que quieren ver. Finjo hasta en el modo en que me siento o que muestro curiosidad. Por un momento imagino que no debe haber diferencia entre lo que estoy haciendo y escribir el más falso de los curriculums y presentarme a buscar trabajo en una súper compañía.
-A dónde va con todo esto?
-Que es un juego. Que los que te contratan también están fingiendo. Ellos quieren hacerte creer que les gusta su trabajo y que en ningún lugar se trabaja tan bien como ahí. Pero después cuando te contratan, tardas dos semanas en ver que es todo la misma mierda. Tu jefe no quiere hacer nada y te pasa toda la responsabilidad que puede. Pero a la vez, como está tan distraído en no hacer nada, vos te das cuenta que tus compañeros tampoco hacen nada y que ellos te pasan la responsabilidad a vos. Son 3 meses. 3 meses de chupa pija y después a la mierda con todos. Primero tenes más modales que Jacky Kennedy y después te casas con el griego que más guita tiene en el mundo. Todos putos. Pensaba que si puedo fingir lo suficiente para que me contraten en un lugar así, por ahí, puedo fingir lo suficiente para que me contraten en algún lugar que esté mejor.
-Me gusta el plan, suena menos patético que todo lo que viene diciendo.
-Si, igual no se haga ilusiones, soy de lo que desilusionan.
-Eso es lo que más le gusta de usted?
-No se crea.
-Bueno, eso parece.
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