Cerrado por reformas
si vino hasta acá, sepalo, vino al pedo
martes, 29 de marzo de 2011
viernes, 18 de febrero de 2011
Un joven padawan
El joven padawan había llegado hacia menos de un año, de un largo internado de preparación y dieta. Hacía mucho que todo habia terminado para los yedais y traicionando su naturaleza revolucionaria habian perdido el camino. Las pocas instituciones que quedaban necesitaban de mecenas para sobrevivir.
La experiencia del joven padawan había sido mas que insatizfactoria. Lo más parecido a la avetura que habia tenido en su preparación era leer y releer las historias de Luke Skywaker y Lord Vader, ahi donde todo había comenzado hacía ya tanto tiempo, quién podía saber con certeza cuanto.
Ahora estaba en otro nivel de su formación. Otro momento de la vida, le había dicho Yedai la mañana que se vieron por primera vez.
La verdad es que el joven padawan no se sintió tan impresionado. Yedai se emborrachaba por las noches y tenia accesos de mal humor prolongados. Igual le habia agarrado cariño. De alguna forma, a su manera claro, Yedai era alguien con quien podía contar.
Por las mañanas fumaban porros y hablaban de cosas importantes y desde su locura Yedai daba discursos extensos sobre la decadente institución a la que pertenecían.
-Sin embargo-, decía, -es lo que somos.
Siempre decía cosas así. -La vida sucede, no es posible fingir, no es que uno no está ahi, la vida sucede, y lo que sucede como hecho es una unidad que no puede ser dos cosas, lo que sucede es lo único que sucede. pero ojo, las lecturas son múltiples, pero justamente porque la lectura no sucede, es otro tiempo, son muchos otros tiempos que suceden de lecturas y relecturas, cada una en un momento único, como una mesa que está en un lugar y si trajeramos otra mesa no la podríamos poner en el mismo lugar que la otra, aunque nos rompamos la cabeza tratando, o la ponemos arriba o a un costado.
Después, cuando se emborrachaba por las noches, era menos discursivo.
Ahora era de mañana y no habían fumado porro. El joven padawan había tenido una noche de mierda. Hacía mucho que no se sentía así, pero de alguna manera otra vez estaba enfermo de tristeza.
Salieron a caminar. Yedai tenía una casa, con dos pequeñas habitaciones y un patio, en la zona pobre del centro de la ciudad. Apenas salián la polución se sentía en la densidad del aire y los ruidos de los grandes coches atestados de seres.
Caminaron un rato y despues se sentaron en una esquina. En la esquina de enfrente están filmando una publicidad. Una pareja con un perrito caminan hacia la puerta de un banco, cuando entran, la puerta se cierra y el perrito se queda afuera. La ven una vez, luego otra, luego otra. Los extras repiten su deambular distraido de transeunte. Hay muchas palomas paradas sobre los cables que orservan con mucha atención a los camarografos y sus camaras brillantes y plateadas. Un perro ladra. No el de la publicidad. Uno de la calle que le ladra a un auto. Yedai le dice:
-¿Si yo te dijera que existe una posibilidad de salirse, vos la tomarias?
-Si-, respondió el joven padawan sin levantar la cabeza, y luego de meditar unos segundos, agregó -la verdad es que no sé si tengo lo que hace falta?
A lo que el Yedai le dijo
-Lo que hace falta está ahi-
-Ahi dónde?-dijo el joven padawan feliz de tener alguien con quien conversar esas cosas.
-Ahi a donde tenes que ir.
-Y dónde queda ese lugar?
-Aunque te parezca un juego de palabras, queda dentro tuyo, pero hay que ir a buscarlo, nosotros le decimos La Fuerza pero otros le dicen Mojo.
-Quiero ponerla Yedai...
-Ya se te va a dar joven padawan y tambien el amor.
-jajajaja, se rió desconfiado el joven padawan. Tantos años comiendose la cabeza con lo mismo que ahora no quiere creer que puede estar equivocado, que existe un mundo, fuera de su pensamientos, que no imagina, un mundo que no es capaz de crear con pensamientos, un mundo más real y menos doloroso.
-No te rías joven padawan-, le dice Yedai impaciente,-te estás riendo de ti mismo- agrega más calmo, y después,-que la fuerza sea contigo- y le hace con las manos un pase por la cara y se quedan en silencio un rato más.
El joven padawan piensa triste , tratando de entender que hay de verdad en lo que Yedai dice, que hay de modificador en sus palabras y escucha que Yedai le repite la pregunta.
-Tomarias la oportunidad si existiera una?-
-Si, creo que lo haría- le dice y despues levanta la vista y lo mira y Yedai nota que tiene miedo y desconfía pero que quiere una salida, que la va a tomar aunque hasta que eso suceda tenga que pasar un tiempo.
-Es eso o podes ser un extra- dice Yedai y los dos se rien unos segundos, mirandose, complices y despues vuelven a la publicidad y a la calle y tambien a las palomas que ahora bajan sobre los camaragrafos.
La experiencia del joven padawan había sido mas que insatizfactoria. Lo más parecido a la avetura que habia tenido en su preparación era leer y releer las historias de Luke Skywaker y Lord Vader, ahi donde todo había comenzado hacía ya tanto tiempo, quién podía saber con certeza cuanto.
Ahora estaba en otro nivel de su formación. Otro momento de la vida, le había dicho Yedai la mañana que se vieron por primera vez.
La verdad es que el joven padawan no se sintió tan impresionado. Yedai se emborrachaba por las noches y tenia accesos de mal humor prolongados. Igual le habia agarrado cariño. De alguna forma, a su manera claro, Yedai era alguien con quien podía contar.
Por las mañanas fumaban porros y hablaban de cosas importantes y desde su locura Yedai daba discursos extensos sobre la decadente institución a la que pertenecían.
-Sin embargo-, decía, -es lo que somos.
Siempre decía cosas así. -La vida sucede, no es posible fingir, no es que uno no está ahi, la vida sucede, y lo que sucede como hecho es una unidad que no puede ser dos cosas, lo que sucede es lo único que sucede. pero ojo, las lecturas son múltiples, pero justamente porque la lectura no sucede, es otro tiempo, son muchos otros tiempos que suceden de lecturas y relecturas, cada una en un momento único, como una mesa que está en un lugar y si trajeramos otra mesa no la podríamos poner en el mismo lugar que la otra, aunque nos rompamos la cabeza tratando, o la ponemos arriba o a un costado.
Después, cuando se emborrachaba por las noches, era menos discursivo.
Ahora era de mañana y no habían fumado porro. El joven padawan había tenido una noche de mierda. Hacía mucho que no se sentía así, pero de alguna manera otra vez estaba enfermo de tristeza.
Salieron a caminar. Yedai tenía una casa, con dos pequeñas habitaciones y un patio, en la zona pobre del centro de la ciudad. Apenas salián la polución se sentía en la densidad del aire y los ruidos de los grandes coches atestados de seres.
Caminaron un rato y despues se sentaron en una esquina. En la esquina de enfrente están filmando una publicidad. Una pareja con un perrito caminan hacia la puerta de un banco, cuando entran, la puerta se cierra y el perrito se queda afuera. La ven una vez, luego otra, luego otra. Los extras repiten su deambular distraido de transeunte. Hay muchas palomas paradas sobre los cables que orservan con mucha atención a los camarografos y sus camaras brillantes y plateadas. Un perro ladra. No el de la publicidad. Uno de la calle que le ladra a un auto. Yedai le dice:
-¿Si yo te dijera que existe una posibilidad de salirse, vos la tomarias?
-Si-, respondió el joven padawan sin levantar la cabeza, y luego de meditar unos segundos, agregó -la verdad es que no sé si tengo lo que hace falta?
A lo que el Yedai le dijo
-Lo que hace falta está ahi-
-Ahi dónde?-dijo el joven padawan feliz de tener alguien con quien conversar esas cosas.
-Ahi a donde tenes que ir.
-Y dónde queda ese lugar?
-Aunque te parezca un juego de palabras, queda dentro tuyo, pero hay que ir a buscarlo, nosotros le decimos La Fuerza pero otros le dicen Mojo.
-Quiero ponerla Yedai...
-Ya se te va a dar joven padawan y tambien el amor.
-jajajaja, se rió desconfiado el joven padawan. Tantos años comiendose la cabeza con lo mismo que ahora no quiere creer que puede estar equivocado, que existe un mundo, fuera de su pensamientos, que no imagina, un mundo que no es capaz de crear con pensamientos, un mundo más real y menos doloroso.
-No te rías joven padawan-, le dice Yedai impaciente,-te estás riendo de ti mismo- agrega más calmo, y después,-que la fuerza sea contigo- y le hace con las manos un pase por la cara y se quedan en silencio un rato más.
El joven padawan piensa triste , tratando de entender que hay de verdad en lo que Yedai dice, que hay de modificador en sus palabras y escucha que Yedai le repite la pregunta.
-Tomarias la oportunidad si existiera una?-
-Si, creo que lo haría- le dice y despues levanta la vista y lo mira y Yedai nota que tiene miedo y desconfía pero que quiere una salida, que la va a tomar aunque hasta que eso suceda tenga que pasar un tiempo.
-Es eso o podes ser un extra- dice Yedai y los dos se rien unos segundos, mirandose, complices y despues vuelven a la publicidad y a la calle y tambien a las palomas que ahora bajan sobre los camaragrafos.
miércoles, 16 de febrero de 2011
Luz de palier
Regina está sentada y Alvaro parado frente a ella. Le molesta esa situación de tener que levantar la cabeza para hablarle. Está en el medio del sillón blanco que vino con la casa y tiene los codos sobre sus rodillas; mientras, se agarra la cara. Está cansada y en su mente se repite a saltos la historia del día agotador que le espera mañana.
Alvaro repite algo porque ella no le contesta.
-Bueno, pienso que lo mejor es que me vaya antes que se haga mas de noche.
-Claro-, le responde ella y recoge su pelo en un rodete que dura unos segundos.-claro, claro.
Son las seis de la tarde y la luz es gris en el pequeño living. Hace un rato que están así, sin prender la luz.
Cuando ella llegó, Alvaro estaba en la pieza preparando su bolso. Había pasado todo el día ner viosa pensando en ese momento. Cuando lo vió no sintió gran cosa. En el trabajo había estado distraída y triste. A la hora del almuerzo, mientras esperaban que el delibery trajera la comida, había hablado un poco (las chicas le habian preguntado qué pasaba) y se puso a llorar porque le decían, oh pobre, que lastima, y ustedes se querían, hace cuanto tiempo que están? y ella les había dicho que si, que se querian, 2 años conviviendo y 3 de novios pero había mentido sin saber bien por qué, había exagerado la fecha, no había dicho que en el medio estuvieron peleados, distanciados, casi un año.
Cuando terminó de hacer el bolso, Alvaro se metió en el baño y se encerró durante un rato. Ella aprovechó para cambiarse la ropa y lo esperó sentada en el sillón mientras fumaba.
Ahora estira las mangas de su buso y sube los pies al sillón y se aprieta las punta helada de sus pies dentro de las medias.
Alvaro camina hasta la mesa donde esta apoyado el bolso.
-Sabes que para mi tampoco es fácil?
-No lo sé-
-No lo es Regi, es algo que me pasa, que no entiendo, pero no es fácil.
Detrás de Regina está la ventana y se ve el cielo gris y tormentoso y brilla una luz de bronce oxidado.
Se miran en silencio y se escucha el sonido del gas de la estufa.
Alvaro, con su mano apoyada sobre el bolso, la mira ridículo.
-Ya sé que te vas-, le dice ella sin agresividad, -pero podes dejar el bolso y sentarte. podemos hablar.
Alvaro mueve la mano que tiene en el bolsillo pero no se mueve. Apenas el codo hace el movimiento mientras el cuerpo no responde.
-No está bueno habar asi. No puedo mirar para arriba todo el tiempo. Si no te querés sentar, andate.
-Si, mejor me voy.
Se miran. Regina siente que no sabe si lo quiere, que no entiende si en realidad él la lastima. Esboza una sonrisa pactada que él entiende. Puedo mostrar que no me duele que te vayas. Puedo fingirlo que es la mitad del camino, parece decirle. Entonces se levanta y va hasta la mesa y Alvaro contrae sus músculos, de alguna manera le asusta que ella lo toque y tambien siente que quiere que lo haga. Ella agarra un cigarrillo. Tiene puesto el pantalón de algodón negro que le queda cómodo y unas medias de la lana.
Alvaro agarra el bolso y lo sostiene en el aire unos largos segundos. Ella prende el cigarrillo. Están muy cerca uno del otro y se miran. Ella tiene 32 y es un año más grande que él.
-Llamame cuando quieras buscar las cosas- le dice con cariño
Al final, piensa Alvaro, no fue tan difícil.
-Dale Regi, te llamo.
-No me digas así.
-Así cómo?
-Así como si no estuviese pasando nada-
-Bueno-, le responde mientras se dirige a la puerta, -me voy, hablamos-. Abre la puerta, suelta el picaporte y vuelve hasta ella y le da un beso en la mejilla. Ella no se mueve y el beso no es más que dos caras que se chocan y el ruido desubicado que hace él con sus labios.
Alvaro piensa en decir algo pero no hay más que decir. Camina hasta la puerta y ella lo llama
-Esperá- le dice
-Qué?- pregunta Alvaro con falsa expectativa
-Dejame las llaves.
-Ah claro, disculpa-, dice y se estira para apoyarlas en la mesa sin mover los pies.
-Bueno, llamame cuando quieras las cosas-, dice ella caminando hasta la puerta, obligándolo a salir
-Si yo calculo que más de un mes no me voy a quedar en lo de mis viejos- mientras prende la luz del palier y llama al ascensor.
-Acá no molestan.
-No claro.
Esperan en silencio que llegue el ascensor. Dentro de la casa ya no hay luz.El cielo tiene un color ocre oscuro. Esperan. El ascensor podría tardar menos piensan los dos en silencio. Luego la luz del palier se apaga. Sólo brilla en la oscuridad el botón rojo para prenderla. Ninguno se mueve. Despues se escucha el chasquido del ascensor cuando llega. Alvaro abre la puerta y mira hasta donde está Regina y ve la puerta del departamento cerrarse.
No puede ser tan malo, piensa. Pero es incapaz de mirarse en el espejo mientras baja hasta la puerta de calle.
Alvaro repite algo porque ella no le contesta.
-Bueno, pienso que lo mejor es que me vaya antes que se haga mas de noche.
-Claro-, le responde ella y recoge su pelo en un rodete que dura unos segundos.-claro, claro.
Son las seis de la tarde y la luz es gris en el pequeño living. Hace un rato que están así, sin prender la luz.
Cuando ella llegó, Alvaro estaba en la pieza preparando su bolso. Había pasado todo el día ner viosa pensando en ese momento. Cuando lo vió no sintió gran cosa. En el trabajo había estado distraída y triste. A la hora del almuerzo, mientras esperaban que el delibery trajera la comida, había hablado un poco (las chicas le habian preguntado qué pasaba) y se puso a llorar porque le decían, oh pobre, que lastima, y ustedes se querían, hace cuanto tiempo que están? y ella les había dicho que si, que se querian, 2 años conviviendo y 3 de novios pero había mentido sin saber bien por qué, había exagerado la fecha, no había dicho que en el medio estuvieron peleados, distanciados, casi un año.
Cuando terminó de hacer el bolso, Alvaro se metió en el baño y se encerró durante un rato. Ella aprovechó para cambiarse la ropa y lo esperó sentada en el sillón mientras fumaba.
Ahora estira las mangas de su buso y sube los pies al sillón y se aprieta las punta helada de sus pies dentro de las medias.
Alvaro camina hasta la mesa donde esta apoyado el bolso.
-Sabes que para mi tampoco es fácil?
-No lo sé-
-No lo es Regi, es algo que me pasa, que no entiendo, pero no es fácil.
Detrás de Regina está la ventana y se ve el cielo gris y tormentoso y brilla una luz de bronce oxidado.
Se miran en silencio y se escucha el sonido del gas de la estufa.
Alvaro, con su mano apoyada sobre el bolso, la mira ridículo.
-Ya sé que te vas-, le dice ella sin agresividad, -pero podes dejar el bolso y sentarte. podemos hablar.
Alvaro mueve la mano que tiene en el bolsillo pero no se mueve. Apenas el codo hace el movimiento mientras el cuerpo no responde.
-No está bueno habar asi. No puedo mirar para arriba todo el tiempo. Si no te querés sentar, andate.
-Si, mejor me voy.
Se miran. Regina siente que no sabe si lo quiere, que no entiende si en realidad él la lastima. Esboza una sonrisa pactada que él entiende. Puedo mostrar que no me duele que te vayas. Puedo fingirlo que es la mitad del camino, parece decirle. Entonces se levanta y va hasta la mesa y Alvaro contrae sus músculos, de alguna manera le asusta que ella lo toque y tambien siente que quiere que lo haga. Ella agarra un cigarrillo. Tiene puesto el pantalón de algodón negro que le queda cómodo y unas medias de la lana.
Alvaro agarra el bolso y lo sostiene en el aire unos largos segundos. Ella prende el cigarrillo. Están muy cerca uno del otro y se miran. Ella tiene 32 y es un año más grande que él.
-Llamame cuando quieras buscar las cosas- le dice con cariño
Al final, piensa Alvaro, no fue tan difícil.
-Dale Regi, te llamo.
-No me digas así.
-Así cómo?
-Así como si no estuviese pasando nada-
-Bueno-, le responde mientras se dirige a la puerta, -me voy, hablamos-. Abre la puerta, suelta el picaporte y vuelve hasta ella y le da un beso en la mejilla. Ella no se mueve y el beso no es más que dos caras que se chocan y el ruido desubicado que hace él con sus labios.
Alvaro piensa en decir algo pero no hay más que decir. Camina hasta la puerta y ella lo llama
-Esperá- le dice
-Qué?- pregunta Alvaro con falsa expectativa
-Dejame las llaves.
-Ah claro, disculpa-, dice y se estira para apoyarlas en la mesa sin mover los pies.
-Bueno, llamame cuando quieras las cosas-, dice ella caminando hasta la puerta, obligándolo a salir
-Si yo calculo que más de un mes no me voy a quedar en lo de mis viejos- mientras prende la luz del palier y llama al ascensor.
-Acá no molestan.
-No claro.
Esperan en silencio que llegue el ascensor. Dentro de la casa ya no hay luz.El cielo tiene un color ocre oscuro. Esperan. El ascensor podría tardar menos piensan los dos en silencio. Luego la luz del palier se apaga. Sólo brilla en la oscuridad el botón rojo para prenderla. Ninguno se mueve. Despues se escucha el chasquido del ascensor cuando llega. Alvaro abre la puerta y mira hasta donde está Regina y ve la puerta del departamento cerrarse.
No puede ser tan malo, piensa. Pero es incapaz de mirarse en el espejo mientras baja hasta la puerta de calle.
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