lunes, 9 de agosto de 2010

Lástima grande

El Momo Reyes salió al palco central. Tenía un traje claro que lo hacía ver inmenso y la cara serena de un niño. Sonrió, estaba feliz, orgulloso. Abajo, la plaza estaba llena de familias y banderas argentinas y a los costados, en altas tribunas improvisadas, las hinchadas que alentaban cada una con su color.
-Este es un día importante-, dijo Reyes y la gente coreó su nombre, -Reyes, Reyes-, el Momo sonrió en agradecimiento y enseguida comenzó a hablar. -Aunque sé que muchos lo desmerecen, y que muchos no lo ven, hoy, es un día importante para los seres humanos, para todos y no sólo para nosotros. La FIFA tomará una decisión en pocas horas. Nosotros estamos acá porque sabemos lo que eso significa esa decisión, nosotros estamos acá porque les decimos que NO- Las tribunas comenzaron a gritar. La gente saltaba cantando canciones.
-Cuesta dimensionar a primera vista los alcances de esta decisión. Me toca ser quién lo dice acá, me toca tener palabra en esta ocasión pero sé que no estoy solo, que hoy somos nosotros-
La multitud explotó. Un grito poderoso subió hasta los palcos.
-No entienden nuestra pelea. Se niegan a escucharnos. Quieren que sea la tecnología la que decida todo. Quieren darle ese poder. Sacar lo humano del medio. Hacer como si los errores no existieran. Sabemos que es mentira, lo que ellos quieren es controlar la legalidad del error. Decir qué es gol y qué no y eso ya quedó más que probado- La gente grito su aprobación. -Le decimos que NO a deshumanizar el deporte, le decimos que no a la perfección porque sabemos que es una mentira. No alentamos el azar, lo respetamos como un factor de la existencia-
La multitud volvió a encenderse.
-¿Qué importa que un tipo en la televisión diga que aunque muy fino fue off side?, ¿Qué tiene que ver la televisión con el deporte? ¿Qué importa si fue gol o no?, en serio, llegado el caso, si nosotros lo sabemos mejor que ellos, es un juego, es el fútbol, son cosas que pasan-
El Momo respiró profundo. La plaza estaba llena, nunca había imaginado que él se encontraría hablando, hablando a una multitud. Sus años de jugador habían pasado hacía mucho, y quizás esta era mejor época.
-Pero quieren decirnos que el fútbol es otra cosa. Una cosa seria donde hay algo más en juego. Ellos, los mentalistas, los reglados, ellos que desmerecen lo que jugamos- Reyes hizo un pequeño silencio tanteando a su público. -Hay algo más que el santo fútbol. La FIFA lo sabe y quiere callarlo. No es a nosotros a quiénes callan. Es algo que existe en nosotros. El grito sagrado es su forma más heroica.-
La plaza se cubrió de gritos, canciones, sonaban los bombos y las voces enfurecidas de las tribunas. Un cuerpo enorme de hincha late inquieto como una oruga gigante bajo la sal..
-El juego vive en nosotros- gritó Reyes, -Ellos quieren dominarlo, ellos, la FIFA, la iglesia del fútbol, el papado europeo del balón pie, quieren decirnos cómo es el Fútbol, quieren la única palabra-.
Las tribunas de los dos equipos, antes divididas, se unieron al grito de -Hijos de puta, Hijos de puta, Hijos de puta- la gente sobre la plaza se sumó al grito. Durante minutos hombres y mujeres se encendieron en el grito que parece interminable.
-Yo sé, yo sé-, dijo Reyes, moviendo la mano para que el publico se calmara. -Yo sé, que muchos, muchos- remarcó-, muchos no vimos nada cuando admitieron poner un chip a la pelota. Muchos incluso lo apoyamos con nuestro silencio. El sentido común suele ser ignorante, pero no es este un tiempo de lamentos-
-Ahora ya nadie olvida la fina del internacional del clubes. Nadie el gol de Zucarelli que no fue. La imagen oficial trucada. Las evidencias que la FIFA no acepta, el juicio al que la Haya no dio lugar.
-La tecnología no falla, nos dicen, pero el chip se disparó antes de tiempo. Ahora todos lo sabemos. Sabemos que fue correcta la decisión del arbitro Conrado cuando con sus manos hizo la señal de ,siga, siga. La pelota no cruzó por completo la línea del gol. Pero el control ya lo tenían ellos- Finalizó Reyes con expresión de batalla perdida.
El alarido indignado subió con tal fuerza que unos pájaros se fueron volando asustados. Podía verse la injusticia en los rostros de aquellas personas. Las ojeras marrones, los pómulos marcados.
-No es-, siguió reyes, -no es que no nos duela el hambre. Nuestro enojo no es futbolístico. Pero es el mundo donde vivimos para ser libres, aunque sólo sea otra prisión, una habitación con puerta al mundo que ellos rigen. Incluso sabiendo que nuestro territorio queda dentro del de ellos. Pero ellos saben dónde vive lo que sentimos. Ellos lo saben y lo quieren callar. Nosotros no adoramos el fútbol, adoramos el juego, el azar. Adoramos lo que el fútbol es, no lo que significa.
Y cuando el fútbol es, no pueden dominarnos. Las reglas pertenecen al juego. Sabemos que usan el fútbol, nosotros los dejamos, el fútbol es más poderoso, se hace sin cambiarlo y cambia todo el tiempo- Las plateas aplaudieron las últimas palabras con estruendo.
-¡Sociólogos!-, gritó encendido Reyes sorprendiendo al auditorio que se había relajado un poco, ¡Manipuladores! ¡Quieren reducir todo a una estadística pero no los dejaremos!- Reyes miró a las personas sorprendido, cada mano aplaudía pero se escuchaba sólo a todas. Deseó no sentirse feliz. Mantener la compostura.
-Yo me pregunto de qué hablan cuando hablan de prohibir. Soy argentino, más de una vez perdimos partidos. Injustos y de los otros. ¿Pero qué significa? Cuando perdimos en un partido comprado fue contra ellos. Contra los poderosos. Ahora ellos nos quieren decir que es importante poner la tecnología en el fútbol, ellos justamente. Yo no quiero dejarme en engañar-

La tribuna alienta sin parar. Las banderas parecen gigantes, los colores los diferencian pero son todos de la misma especie. –El que no salta es un ingles-, gritan las tribunas y la gente en la calle se une como una cadena, canta la plaza, vive la lucha en los corazones de los hombres, -El que no salta es un ingles-, continúa el aliento y Reyes extasiado ruge en el micrófono, -Seremos cualquier cosa pero no seremos ellos-, la garganta le quema. -Les decimos NO, les decimos NO aunque no nos escuchen- dice por fin cerrando su discurso.
La plaza explota. La fuerza es total, vibra la calle bajo los salto del pueblo y no cae hasta la llegada de la noticia.
La FIFA comunica la nueva reglamentación del fútbol. Se conoce que el representante argentino votó a favor.
El aliento sigue hasta entrado el día siguiente.
La inclusión de la tecnología en el fútbol no prohibió que se arreglaran partidos. Doce años después festejamos un campeonato mundial. Ese fue el precio que puso la AFA.
La gente Salió a la calle a festejar pero algo había cambiado. El grito valía lo mismo por fuera, pero no por dentro.

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