miércoles, 10 de febrero de 2010

Más vida y emoción en la caspa que el abogado

Hablo con mi tío Ñato, le cuento que me quedo sin garantía para alquilar la casa en la que vivo, me dice, entre un tostado de jamón y queso y dos vasos de coca zero con hielo, yo te la presto. Siento el apoyo.
Llego a Buenos Aires y llamo a la dueña, le digo, orgulloso, no estoy tan solo, tengo una garantía de Rosario. Pone su voz de cotorra ignorante, grita y estira los finales de las palabras mientras las pronunciaba. Me habla como si yo fuese su hijo haciendo una travesura infame. Le digo, no me hable así que no soy su hijo, me dice, disculpame, yo soy así. Le cuento acto seguido que su yerno, el abogado de la familia, no contesta mis llamados, que estoy necesitando darle marcha a lo de la garantía.
Al final, me comunico con el doctor, le digo, Hola doctor, le habla Brian Bozkovic (Me dijo un croata que así se pronuncia), de la calle Armenia, el inquilino de Celia, su suegra. Un trago de acidez se escucha del otro lado del tubo. Luego comienza a hablar. Primero con una nítida voz de ardilla, después, sin perder la delgada tonalidad, habla el padre de la ardilla, un hombre más seguro porque estudió leyes, un hombre que seguramente es tratado y retado como un niño cuando su suegra le habla y también cuando la hija de la suegra tiene ganas.
Obvio microbio. Visto desde su perspectiva legal, yo no valgo nada, visto desde algunas mañana soleadas, tengo más vida y emoción en la caspa que el abogado.
Me dice, del cien por ciento del alquiler, mi antecedente como buen inquilino es solo un 10 por ciento, el otro cincuenta es que mi tío tenga más plata que Amelita Fortabat después de que Menem (a tocarse un huevito o una tetita) le pesificara una deuda de mil millones de dólares.
Corto el teléfono y camino hacia el patiecito de mi casa. Juan está en su pieza tocando, cuando me acerco me sonríe gracioso y me da la mano, Se la re diste vuelta me dice, y yo me “alegro non tropo” mientras pienso que tiene razón y que no significa nada.
Termino de escribir “Soyu”, un cuento que me divirtió mucho y Griselda me dice, brillante, lástima que no tiene final. La quiero, porque se da cuenta de las cosas. Así que escribí un buen cuento que no tiene final. Le escribo un mail, le digo que tiene razón, pienso en las muchas razones que me impiden escribir el final pero no se las digo, le pregunto sin tacto y con llanura casi ofensiva, ¿Cómo le pongo un final? Me dice que el mail no es el marco para eso. Le respondo que tiene razón y me quedo con las ganas.
Me pongo a buscar casas en Internet y no veo ninguna que no me parezca un disparate. Es decir, lo que puedo pagar casi me garantiza una pocilga, ok, digo en voz alta, qué otra me queda, tengo que mudarme. Después veo piden recibos de sueldo y garantías más firmes que Rocco Sigfredi a los 21 años.
Hace dos meses renuncié a mi trabajo. Durante un mes largo y también algunos días más, me sentí feliz, fuerte, relajado, alegre. Después Juan me comentó que por sus problemas laborales no iba a poder seguir alquilando la casa. En ese momento me llamaron para trabajar en el hostel y pensé, bien, algunas cosas toman forma.
Voy a mi última sesión con la psicóloga el 27 de diciembre. Para esa fecha hace 27 días que estoy desempleado y vengo de estar 20 días en Rosario. Esos días son determinantes para que me vuelva. Para que me anime. Con Verónica venimos hablando de la fuerza, de la mía, y en Rosario la recuerdo. Paso días junto a Ana Luz, me lleno de recuerdos de amor y frente a su mirada me voy sintiendo otra vez como me sentía hace años. En algún momento me doy cuenta que desde que me fui de Rosario nunca estuve mas de tres días seguidos ahí. Salimos con Ana a fumar un porrini en una plaza que queda cerca de su casa. Me siento cohibido y tímido porque ella me recuerda de otro modo, de uno, que por momentos no logro recordar. Pasan los minutos y después pasan algunas horas. Cuando ella me ve, me devuelve mi mejor yo. No reímos, hacemos chistes. Ahora es toda una mujer, antes nunca la había visto así. Esos primeros días la deseo, deseo que sea mi mujer, pero luego se me pasa.
En la última conversación con Vero le explico que no puedo seguir viéndola, que no tengo dinero, que no tiene sentido. Busca apoyarme y me dice que si quiero se lo puedo deber. Me enojo y se lo digo. Le digo, no necesito ganarme una deuda. Busco esa fuerza y mientras ella trata de dejarme en claro que más allá de que yo le pague y ella sea una profesional, no quita que no se preocupe por mi. Le digo que lea mi blog si quiere demostrarme su cariño. Me dice que una cosa no tiene que ver con la otra. Le dejo en claro que me cuesta muchísimo separar las cosas. Me mira seria, expresión que no logra ser intimidante sino sincera, y me dice que no me confunda, que no tiene que ver.
Me voy de su consultorio y camino por calle Libertador a la altura del Club de Golf. Diciembre en Buenos Aires y otro enero para mi. El tercero consecutivo y hay veces en que la gente trata de decirme qué hacer o más que nada, cómo. Me voy pensando si en realidad no habré exagerado. ¿Extrañaré a mi psicóloga? ¿La necesitare como ella cree? Me siento tentando a volver y decirle que seamos amigos, siempre me pasa, en casi todas mis relaciones con mujeres, prefiero que seamos amigos. El sol de las once de la mañana es el ideal para un buen cáncer de piel. Enumero mentalmente todas las veces en me cagué en la capa de ozono usando desodorante en aerosol.

9 comentarios:

  1. Como siempre, lo leo y puedo ver las cosas que vas describiendo. Me encanta amigo y aunque es cierto lo del cuento sin final a mi me gustó así. Tendríamos que juntarnos, cuando vengas a Rosario avisame y te llevo unas flores de mi planta. Y dale para adelante. Mariana

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  2. Aunque es cierto lo del cuento sin final, también es cierto que algo en vos se abrió y cada vez escribís mejor. Eso es bastante para algunas mañanas en que el sol cae con impiedad animal.

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  3. Gracias Gri, mucho de todo esto pasó despues de conocerte!

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  4. muy bueno la historia. muy buena descripción.
    Jean yoret

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  5. mientras lo leo te estoy viendo en todas esas situaciones, me imagino tus movimientos, actitudes, etc y no porque te conozco sino porque escribis muy bien!. Joa

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  6. todos estamos solos en buenos aires...y a veces no tanto!
    un abrazo

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  7. por alguna razon se me oprime el alma al leer tus cuentos, ojala todo fuese mas facil... pero hacer lo que nos gusta nunca lo ha sido.... sentir es una cosa transmitir es otra, lo logras muy bien.... un abrazo de quien te llevaba a explorar cuando eras chico

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  8. IGNACIO ROMERO ACUÑA18 de febrero de 2010, 3:43

    PRIMO QUERIDO¡¡¡¡ YA SE COMENTAR LA PAGINA¡¡¡ JAJAJJA
    LA VERDAD QUE MUY BUENOS LOS ARTICULOS QUE TENES¡¡¡
    TE DEJO UN GRAN ABRZO Y ESPERO VERTE PRONTO¡¡

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  9. estoy pagando 3 dolares la hora para leer tus posts en el blog, creo que queda mas que claro que me gusta como escribis

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