miércoles, 4 de noviembre de 2009

Con algo hay que empezar

No sé si hay que pedir permiso. Por las dudas no lo estoy haciendo.
Siempre fuí bastante bruto.
Me pasa que como no sé qué camino seguir, muchas veces arranco llevado por mi fuerza, pero en cualquier direccion.
Casi cualquier cosa es meojr que pedir permiso. Mi viejo nos hacía peir permiso para todo. Permiso para levantarse de la mesa, para abrir la heladera, para ir a acostarnos, para levantarnos, para contestar, para sonreir.
AY, los padres. Los mios.
Todo le pertenecía a ellos.
Por eso me fuí un día.
Ya estaba cansado.
O me dejaron ir.
Quizás esta última opción sea más real. Un día ya no estaban. Ellos tampoco me pidieron permiso.
Se fueron. Son cosas que pasan.

Durante muchos años soñé con ser escritor pero la verdad, no entiendo muy bien de qué va la cosa.
Ahora me vengo a dar cuenta que es más dificl de lo que yo pensaba, no escribir, sino narrar, contar historias y todo eso.
Estoy abierto a ver que pasa, ojala algunos me acompañen.

2 comentarios:

  1. sigo un poco por acá... qué fuerte este! creo que en lo del blog me sentí más que identificada! jajajajaja, tuve que volver a abrirlo para hacerte mi 1er comentario, imaginate!!!!!!!! en fin, así es la vida campeón, ni mucho más ni mucho menos que en esta entrada, difícil, pero bella. tal vez dentro de dos meses, saquen los blogs del mercado! esto avanza a pasos de dinosaurio y yo cada vez con más ganas de sentarme bajo un sauce llorón, a las veras de al gún río desconocido, a tomas unos mates bien padres!

    ResponderEliminar
  2. Yo también me sentí identificada. Sobre todo por los tiempos... uno no sabe en donde va, hasta que de pronto sólo sabe que algo ya no va más...

    Saludos Brian!!!

    ResponderEliminar